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Domingo 09 de septiembre de 2018

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Cultural El Duende

Mirta Aguirre

09 sep 2018

Mirta Aguirre Carreras. Doctorada en Derecho Civil, poeta, periodista y escritora crítica (Cuba, Octubre 18 de 1912 - Agosto 8 de 1980). Durante el gobierno de Gerardo Machado y Morales, fue exiliada a México por ser parte del Partido Comunista. Entre otras publicaciones, colaboró en "Mensajes", "Mediodía", "Cuba", "Socialista", "Casa de las Américas" y "La palabra". Fue galardonada con el Premio Justo de Lara (1945) y, dos años después, con el Primer Premio en los Juegos Florales Iberoamericanos con su ensayo "Influencia de la mujer en Iberoamérica"

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Infancia

Hay un muerto en el fondo.

Un cadáver de niña

fatigando la arena,

unos ojos sin vida

navegando mis ojos,

unas manos azules

en la opaca epidermis

de mis sienes.

-Es el llanto

que nunca vio la tierra,

Es como un fino gajo

de niebla temblorosa.

Como un quieto fantasma

que levanta las manos,

sus transparentes manos

de niña asesinada.

Como un grito sin nombre,

voz de niño quebrando

los cristales del miedo,

voz de niña apagada,

oprimida, deshecha,

me persigue y se duerme

aquí en la carne viva

de mi angustia,

me persigue y se encrespa

en la apretada fuga

de mi remordimiento.

Hay un muerto en el fondo.

Un niño que se estrecha,

roto, contra mi pecho.

Un cadáver de niña

entre mis brazos, siempre.

Malgré Tout

Esto de tener el sueño

caído entre los brazos

como una madre

su hijo muerto

sólo porque el camino

tropieza una montaña

y hay bosques en las sendasÂ?

Mírame�

Tengo los brazos fuertes

y Peer Gynt ha quedado

preso en mis pupilas.

Tengo ancho el aliento

y ancho el pecho

Y mil leguas palpitan

en mi español sin zetas.

Por mi cauce fluyen aguas

de todos los ríos

una estrella está oculta

en mi mano cerrada

y el rumor de la vida

que crece y que crece

hasta hacerse gigante

llega intacto a mi oído.

¡Mírame�!

Tengo vigor de trópico

y su policromía

aunque me veas grisácea

y mi grito es único

como el del estaño.

Y aunque un pudo ser

es cuanto guardo

de las sombras perdidas,

aunque me veas sentada

al borde de la tienda

dolorida de ausencias,

¡Lo tengo todo entre los dedos!

Y aquí estoy

llena la boca de palabras no dichas,

de semillas de árboles

ni siquiera frustrados,

con el sueño caído sobre el hombro

como un hijo muertoÂ?

¡Pero, aún, con Peer Gynt

preso en los ojos!

Todo puede venir

Todo puede venir por los caminos

que apenas sospechamos.

Todo puede venir de dentro,

sin palabras,

o desde fuera, ardiendo

y romperse en nosotros,

inesperadamente,

o crecer,

como crecen ciertas dichas,

sin que nadie lo escuche.

Y todo puede un día

abrirse en nuestras manos

con risueña sorpresa

o con sorpresa amarga,

desarmada, desnuda,

con lo triste de quien

se ve de pronto

cara a cara a un espejo

y no se reconoce

y se mira los ojos

y los dedos

y busca su risa

inútilmente.

Y es así.

Todo puede llegar

de la manera más

increíblemente avizorada,

más raramente lejos

y no llegar llegando

y no marcharse

cuando ha quedado atrás

y se ha perdido.

Y hay, para ese encuentro

que guardar amapolas.

un poco de piel dulce,

de durazno o de niño,

limpia

para el saludo

Para tus amigos: