Miercoles 05 de septiembre de 2018
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Editorial y opiniones
Discriminación, atentado contra derechos humanos
05 sep 2018
Armando Mariaca V.
En enero de 2006 en que asumió la Presidencia el señor Evo Morales, luego de su triunfo electoral en diciembre de 2005, entre las muchas ofertas y promesas que hizo estuvo la referencia a que "no habrán más discriminaciones en el país"; pero, la realidad se impuso a esas intenciones y fue, prácticamente, la característica del gobierno y su partido en más de doce años, porque la discriminación ha sido factor importante de todas las políticas practicadas.
La discriminación es un mal que han sufrido los pueblos en la historia de la humanidad porque es causa de dolor, de angustias y desesperanzas para muchos hombres que, directamente o no, sufren los males provenientes de la discriminación practicada sea por cuestiones raciales, por diferencias económicas, por pertenencia a grupos políticos, por posiciones de "derecha o izquierda" que algunos practican; en fin, diferencias porque a unos se calificó con todo tipo de epítetos denigrantes y hubo casos en que no eran dignos de ocupar posiciones en el concierto de la nación.
Son doce años en que jamás se reconoció que todos los bolivianos son seres humanos con los mismos derechos, las mismas libertades y los mismos dones que Dios ha creado para todos y en todos. Muchos de los males sufridos por el país se han debido a la discriminación que se hizo por la creencia absurda de que quienes no proceden o pertenecen a razas originarias "no merecen vivir en el país" o no son dignos de ocupar cargos en la administración, o no son capaces de entender que solamente los originarios o habitantes nativos deben tener derecho a la justicia negada por 500 años de aislamiento o discriminación sufrido durante la Colonia y en tiempos de la República; que los llamados "blancos o kharas" han perdido todo derecho o pertenecen a distinta o inferior categoría o quienes ocupan, por las "políticas de cambio", lugares secundarios. Estas políticas retrógradas han causado dolor y desesperanza en todo el país y, a la vez, han despertado ambiciones y sinvalores de toda naturaleza en quienes no estaban preparados para manejar las riendas del gobierno.