La decisión de alcanzar la integración binacional entre las regiones de Iquique (Chile) y Oruro (Bolivia) ya casi llega a la centuria después que el año 1928 se realizó el último esfuerzo "más notable" por convencer al Gobierno de Chile de la necesidad urgente de construir un ferrocarril entre Iquique y Oruro, proyecto descartado por la sociedad tarapaqueña que desistió de tener un ferrocarril transandino que fue reemplazado por el proyecto vial Iquique-Oruro.
A partir de entonces se pensó en la vinculación vial y propusieron caravanas de la integración que fueron posibles tras la conformación del Comité pro Camino Iquique-Oruro que se concretó el año 1934, habiéndose cumplido la primera caravana de la integración en 1958 y, desde entonces se mantiene vigente el deseo de transitar los 487 kilómetros en seis horas para llegar desde Oruro a las costas del PacÃfico, ingresando por Iquique.
El mayor anhelo de los orureños es también lograr esa integración binacional y fortalecer la relación birregional y, si queremos alcanzar este objetivo, la decisión es nuestra y no tenemos que someternos a las polÃticas de gobierno, el interés de algunos polÃticos y hasta de instituciones que quieren hacernos conocer "la receta" para mostrarnos que podemos ser competitivos, cuando tenemos la estratégica y privilegiada ubicación geográfica de Oruro en definitiva es envidiable y no admite competencia.
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Para lograr ese objetivo no cuesta negociar más sino definir una posición concreta a partir de las autoridades que deben estar convencidas que Oruro es el eje natural de la distribución e integración geográfica del paÃs con el PacÃfico y lo que es más, estamos en el centro del Altiplano MarÃtimo que nos permitirá llegar a las costas del PacÃfico en seis horas y además ser el punto central de la conexión con el Atlántico a través de Oruro, Cochabamba y Santa Cruz para llegar al Brasil.
Por eso resulta importante, imprescindible y urgente, dotarnos de una adecuada estrategia geopolÃtica que garantice un efectivo control y dominio sobre el Altiplano MarÃtimo Central y el Occidente del paÃs, no tenemos que esperar que el Gobierno Central ponga en marcha un plan de desarrollo de fronteras, una estrategia de crecimiento económico y social, sino debemos asumir la responsabilidad de crecer y potenciarnos como región estratégica para la integración interoceánica que supone unir el PacÃfico con el Atlántico teniendo como eje central a Oruro.
Nuestra vinculación con el PacÃfico es envidiable, no tenemos competencia y somos la región que puede llegar a la vez a tres puertos marÃtimos desde Oruro, ingresando hasta Arica e Iquique por camino carretero y Antofagasta por vÃa férrea, lo que supone que también podremos integrarnos con el Atlántico por Cochabamba-Santa Cruz y el Brasil, además que debemos pensar seriamente en el Tren Bioceánico que llegará a Oruro, lo que nos permitirá avanzar incluso hasta la Argentina por el ferrocarril que cubre la lÃnea hacia el Sur del paÃs.
Asà podremos avanzar con una lÃnea definida de integración hacia una polÃtica de desarrollo económico que beneficie a nuestro paÃs y no convertirnos en simples operadores de las grandes empresas multinacionales, porque la región requiere contar con alternativas de crecimiento sostenido y un desarrollo productivo sostenido, que sólo se dará a partir de la integración binacional y aplicando una geopolÃtica de integración subregional, para lograr que Bolivia alcance sus objetivos del macro proyecto de integración bioceánica.
Tenemos que tener un desarrollo económico local y nacional sostenido y sacar la mayor de las ventajas a la competitividad territorial de nuestra región, lo que supone tener el control del Altiplano MarÃtimo Central. Las ventajas competitivas que tiene como ciudad Oruro permiten consolidar a nuestra capital como lÃder del desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida de los bolivianos y orureños en particular, a partir del emplazamiento del principal y primer centro económico nacional en el occidente del paÃs, concretamente en el Municipio de Oruro, asà podremos captar la ostensible presencia de empresas industriales de minerÃa, ingenierÃa, construcción y hasta de servicios del Brasil que aplican una polÃtica de expansión territorial en Sudamérica.
Otra visión será perjudicial para nuestro paÃs, puesto que desde Oruro tenemos el vÃnculo directo con las costas del PacÃfico por los principales puertos de Antofagasta, Iquique y Arica de la vecina República de Chile y, su necesaria conexión con el Atlántico a través del primer corredor bioceánico que vinculará a Oruro-Cochabamba-Santa Cruz con el Brasil, lo que cambia la visión de crecimiento y desarrollo departamental, para ubicarlo en la macro región sudamericana y asumir la gran responsabilidad de administrar, dirigir y gobernar el poder regional desde el Altiplano Central que nos permitirá posicionarnos en Sudamérica para captar los superávit crecientes que Brasil obtiene en el comercio con los paÃses de la región, en los que el superávit que genera por el comercio de productos manufacturados, al margen de la soya y minerales, es predominante lo que está generando en muchos casos incluso inconformidad de algunos paÃses de nuestro continente por el dominio económico brasileño.
Por estas razones nuestro vÃnculo directo con el norte de Chile, el sur del Perú y el norte de la Argentina, asà como su conexión con el sur del paÃs pasando por PotosÃ-Sucre-Tarija, el norte de Potosà y principales provincias colindantes de Cochabamba y desde Caracollo-El Alto de La Paz y hasta Colomi en la cabecera del Valle Alto de Cochabamba, ratifica esa estratégica ubicación de Oruro para integrarnos y hacer los mejores negocios con el Brasil.
Ojalá esa decisión sea asumida por nuestras autoridades y no se encierren en una actitud local, dejando de lado la integración sudamericana que tiene que darse por Oruro para potenciar Bolivia y ser los directos beneficiarios de nuestra estratégica posición geográfica para demostrar que podemos cambiar nuestro futuro desde la competitividad territorial.
(*) Es periodista