Hoy muchos nicaragüenses están en la mira de los francotiradores, y el desfile de ataúdes, cuyo cortejo fúnebre tenÃa como trompeteros a los mismos funcionarios del gobierno de Nicaragua, se ha visto en pos de una caravana de paramilitares. Ha llovido sangre, o todavÃa llueve sangre.
La revolución de algunos revolucionarios nunca degeneró, sencillamente porque la revolución nació ya bastarda. No se malogró porque nació ya como una pantomima. Esto pasó cuando Daniel Ortega y Rosario Murillo llegaron al poder en 2016, tras unas elecciones a primera vista fraudulentas y mañosas. Los muertos de Managua, León y Jinopete aún están esperando el resultado por el que lucharon, y estoy seguro de que Sandino hubiese querido todo, incluso el peor derechismo, menos lo que se está viviendo ahora en su paÃs.
En Bolivia aún esperamos, zozobrosos y con la cara seria, pero con valor, ese conflicto.
(*) Licenciado en Ciencias PolÃticas
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.