Efectivo control del tráfico automotor

La Policía Boliviana a través del Organismo Operativo de Tránsito realiza un control del tráfico vehicular en calles y avenidas de la ciudad, incluso modificando rutas para garantizar una circulación fluida y evitar los embotellamientos, trabajo que supone la presencia de los uniformados para exigir el correcto uso de las vías.

Lo único que no cambia, es la actitud de los conductores de los minibuses que circulan por el centro de las arterias en franca competencia, con el afán de perjudicar a otras líneas recogiendo a mayor número de pasajeros, sin importarles el perjuicio que ocasionan y las trancaderas que provocan, con tal de satisfacer su capricho.

Esa actitud de los irresponsables conductores tiene que ser sancionada, porque por más esfuerzos que realicen los policías de Tránsito, las vías siempre estarán congestionadas si no hay la voluntad y la decisión de respetar la circulación de otros vehículos por parte de los choferes y propietarios de las unidades de transporte público que se apoderan de las calles.

El abuso es permanente porque paran donde quieren, no respetan las señales de tránsito y en las esquinas se quedan "a propósito" esperando el cambio de semáforo, de verde a rojo para recién circular y dejar a los demás conductores parados hasta el próximo cambio de señal.

El cruce de un carril a otro en las avenidas sin usar señalización y obviando el uso de guiñadores, es la rutina de todos los días, a lo que se suma la malacrianza de algunos choferes que se burlan y hacen gala de su pésima conducción, increpando a otros conductores que respetan y exigen respeto de las normas de tránsito.

Las boletas de infracción no se aplican para estos malos conductores, porque tienen protección de su organización gremial, sindical o cooperativa y, en caso de ser sancionados movilizan a sus asociados o los propietarios de los minibuses, llegando al extremo de solicitar el cambio de las autoridades policiales y casi siempre bloquean las principales calles y avenidas.

Para reuniones de su organización gremial, obstruyen toda la calzada estacionando sus "herramientas de trabajo", impidiendo la circulación de otros vehículos y hasta las ambulancias del Hospital Obrero, para demostrar que "son dueños y señores de las calles", como ocurre cada mes en la avenida Sargento Flores y La Paz, en la sede de los propietarios de los minibuses.

Para tener un tráfico ordenado y efectivo se debe pensar en renovar la señalización vial, para establecer en definitiva las rutas que deben usar los conductores, porque colocar conos no basta y, para la próxima inspección vehicular, los propietarios de minibuses tienen la obligación de presentar sus vehículos de servicio público, en perfecto estado de funcionamiento; lo otro implica encubrir a los irresponsables conductores y premiarles con roseta.

Otro tema que es importante analizar cuando nos referimos a las unidades de transporte público, es el aseo que deben realizar sus propietarios o conductores, evitar que los pasajeros ingieran alimentos en el vehículo y se debe prohibir el ingreso de animales, para evitar incomodidad y protestas de los usuarios.

Los motorizados que se encuentran en la última etapa de servicio, con serias fallas por falta de mantenimiento, deberían ser renovados y contar con vehículos más grandes y amplios para otorgar comodidad y seguridad a los pasajeros, con preferencia niños y ancianos que son los usuarios más frecuentes de estas unidades de transporte público.

Lo que también se debe sancionar es el "trameaje" que realizan los conductores de minibuses, cuando cubren sólo la mitad o menos de las rutas asignadas y prefieren volver a su parada, cobrando un doble pasaje, que les beneficia económicamente a los minibuseros, pero perjudica en gran manera y económicamente a los usuarios.

La Defensa del Consumidor debería controlar estos aspectos y el Organismo Operativo de Tránsito sancionar a los malos conductores, identificando a los propietarios y choferes de los minibuses, para que no cometan abusos y compartiéndoles además que tienen que prestar un eficiente servicio a la población, lejos del lucro personal y fácil enriquecimiento.

Ojalá la situación cambie y los propietarios de minibuses y sus chóferes, asuman con responsabilidad el trabajo que realizan, porque no lo hacen de forma gratuita, sino que cobran por el transporte de pasajeros y eso les obliga mínimamente a otorgar un buen trato, con seguridad y calidad en el servicio. Bien por los policías de Tránsito que controlan el tráfico automotor pese a tener serias limitaciones de logística.

(*) Periodista