La copa en la que Jesús bebió el vino en la última cena, se ha perdido. Tan valioso objeto que los cristianos quisieran poder verlo por la gran cercanía que tuvo con Jesús y por el gran simbolismo de aquel momento sagrado como fue la última cena, lamentablemente no lo tenemos.
A lo largo de siglos se han afirmado y dicho muchas cosas y la humanidad aún sigue buscando el santo grial con el deseo, siempre latente, de encontrar aquel valioso objeto algún día.
Pero, ¿por qué una copa puede ser tan extrañada por la cristiandad mundial? Pues por su simbolismo histórico, por haber estado en contacto real con uno de los personajes más grandes de la humanidad, aceptado además por quienes somos creyentes, como el Hijo de Dios. Es que la humanidad ansia tener nexos materiales además de espirituales, con su historia, con sus religiones, con sus líderes y con sus dioses.
Se dice que, en el islam, un pelo de la barba del profeta Mahoma es reverenciado por los fieles, seguramente en buen recaudo. De Jesús habrá que decir que algo cercano a él es la Sabana Santa de Turín y trozos de madera que se veneran y guardan en algunas iglesias, considerados parte de la cruz en la que fue clavado el hijo del hombre.
SÍMBOLOS BOLIVIANOS
Salvando distancias y circunstancias, lo anterior viene en relación al escándalo de los últimos días respecto al robo de la Medalla Presidencial de Bolivia y la Banda presidencial.
Ya bastante tinta se ha utilizado para criticar el hecho, para reflexionar sobre las circunstancias mundanas en las que el custodio pierde las joyas. Por cierto, el incidente que nos avergüenza a nivel mundial, sirve también para analizar y criticar en un contexto más amplio la política que se vive en la patria, las actitudes de quienes están en el poder y, al parecer, la falta o pérdida de valores, además de las sanciones, duras para alguno y suaves para otros responsables del desaguisado.
Las y los bolivianos tenemos valores materiales de los cuales debemos enorgullecemos. Valores que merecen nuestra devoción cívica. Así el Acta de la Independencia de la Casa de la Libertad en Sucre, aunque materialmente esté asentado en hojas de un papel humilde del año 1825, encierra un simbolismo enorme, ya que es el certificado de nacimiento de una nación.
¿Qué pasaría si tal documento sufriese daño o se perdiese? Seguramente el espíritu, la identidad, el orgullo y el patriotismo bolivianos sufrirían un devastador golpe. Por ello, este documento invaluable, junto a otros de la época están en resguardo en bóvedas del Banco Central de Bolivia y lo expuesto en la Casa de La Libertad es una copia.
LA MEDALLA
También la Medalla Presidencial es resguardada en las bóvedas del Banco Central y, se dice, que solo sale para circunstancias especiales cada 6 de Agosto y cuando un nuevo mandatario asume el poder. Por ello extraña que luego de ser solicitada para el aniversario paceño no haya sido devuelta y haya permanecido más de tres semanas en las manos y en la mochila (agravio humillante para tan preciada joya) de un irresponsable de baja jerarquía, cuando la lógica indica que debería haber estado al cuidado del General encargado de la seguridad de la Casa presidencial.
El Teniente ya ha sido dado de baja definitiva, el General aún no y no se sabe de sanciones a otros encargados del protocolo gubernamental. La desaparición de la Medalla, en otras latitudes seguramente se hubiese considerado como traición a la Patria, pero en nuestra Bolivia muchos valores, o están en receso o se han perdido.
La Medalla para Bolivia equivale a la Tiara papal o a la corona de la Reina de Inglaterra, así lo afirman miembros de la Sociedad Histórica de Potosí, y si se perdiese, seguramente la buscaríamos como al Santo Grial de la Patria. Demos gracias al Altísimo pues la joya aún nos acompaña y cuánta razón tiene don Gustavo Aliaga cuando afirma que "Bolivia es la Medalla y la Medalla es Bolivia".
(*) Licenciado en Comunicación Social
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