Industrialización del litio en Bolivia: ¿100% estatal?
17 ago 2018
Cedla (*)
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La producción maquinizada es la forma especÃfica del modo de producción capitalista. El motor de las máquinas remplaza la energÃa humana para mover la herramienta en la producción manufacturera, por combustibles o electricidad, elevando incesantemente la fuerza productiva del trabajo.
El litio al ser un metal que permite almacenar energÃa, está en el vórtice de esta revolución tecnológica, sin embargo, su uso más difundido es todavÃa en pequeñas baterÃas de aparatos electrónicos, y se desarrolla rápidamente su empleo generalizado en la industria automotriz.
En efecto, la demanda de litio se ha incrementado entre 2008 y 2016 en 77 %, hasta llegar a 214.485 toneladas, esperando que para 2025 estas cifras se dupliquen, de manera que el 50 % se emplee en la construcción de baterÃas, desplazando asà de su uso más importante, hasta hace poco, en la producción de vidrio y cerámica.
La estrategia de industrialización de los recursos evaporÃticos del salar de Uyuni, agendada por Frutcas en 2007 e implementada por el Gobierno desde abril de 2008, contemplaba producir de la sal, el carbonato de litio como materia prima para la producción de baterÃas, en una iniciativa llevada adelante por el Estado con una tecnologÃa 100 % nacional.
Para ello se presentó un proyecto con tres fases: en la primera se producirÃa de manera experimental, en una planta piloto, 480 T/año de carbonato de litio desde el 2012; la segunda contemplaba una planta industrial de carbonato de litio, de producción masiva 30.000 T, funcionado desde 2015; y la tercera contemplaba la producción cátodos de litio, electrolito de sal de litio y baterÃas de ion-litio, con planta piloto funcionando desde 2014.
Aunque la empresa Yacimientos de Litio Boliviano, asegura que la planta piloto de carbonato de litio está en operación y concluida, por los datos que se tienen, no parece haber terminado de acuerdo con las metas inÃciales. Según la Memoria 2016 de la ex GNRE, las ventas de carbonato de litio con 98 % de pureza apenas llegan a 24 T por un valor de 200.000 dólares.
El carbonato de litio que se obtuvo, si bien es de grado industrial para la producción de vidrio y cerámica, no es apto para la producción de baterÃas, que requieren de un 99,9 % de pureza. Este hecho habrÃa impulsado a cambiar la estrategia inicial de producción de 30.000 T de carbonato de litio, por una planta de 15.000 T con tecnologÃa boliviana, cuya producción no serÃa apta para la producción de baterÃas.
El Gobierno para aparentar que la estrategia 100 % estatal continúa vigente, en la Ley 928 de creación de YLB, señala que la empresa desarrollará la quÃmica básica 100 % estatal, que comprende la producción de carbonato de litio, hidróxido de litio y otros compuestos. Pero para los procesos de industrialización, semiindustrialización y "procesamiento de residuos", se la podrá hacer mediante contratos de asociación manteniendo la participación mayoritaria del Estado.
Al final se abandona la estrategia 100 % estatal en la producción de materia prima para las baterÃas, y se entrega el proyecto de industrialización a una empresa extranjera, quedando el Gobierno como socio con mayorÃa accionaria, pero sin control de la tecnologÃa, la producción y los mercados.
El proyecto de industrialización del litio se ha desarrollado dentro de una polÃtica que privilegia el rentismo sobre la construcción de una matriz productiva capaz de superar el modelo primario exportador. El gobierno se ha enfocado más bien en medidas paliativas para mantener su carácter rentista, es decir, aumentar sus ingresos y proteger la estabilidad macroeconómica (reforma tributaria para aumentar la renta petrolera y presión tributaria sobre los contribuyentes).
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