Algunos meses tienen su característica especial. Agosto es el de las nevadas que cierran caminos; de los vientos que voltean árboles; ahora diríase que es también el de los robos espectaculares, como el que recientemente ocurrió en la zona rosa de El Alto. A mi vecino se le ocurrió decir que otras veces hasta suele ser k´encha.
Por su originalidad, es un tema de suspenso policial digno de alzarse con un premio nacional de teatro; es uno más de los muchos que hay en el amplio repertorio del Estado Plurinacional. Igual que en los otros casos, sólo falta averiguar quién es el autor o quién inventó el guión. La pieza ya está escrita; en el reparto figuran escuderos y fantasmas palaciegos. Es probable que se trate de imitar a Pirandello, el famoso autor del drama Seis personajes en busca de auto.
El hecho es que a un oficial de ejército le confiaron la misión de llevar a Cochabamba las insignias presidenciales para que el jefazo luciera ante las FFAA por su aniversario. Tenía que partir el edecán de marras a las 18, pero decidió postergar y "hacer pieza" en un prostíbulo mientras esperaba el siguiente vuelo; tenía ganas de divertirse. Al salir encontró deschapada la puerta de su vehículo ¡Caramba, no puede ser! Los diestros se llevaron la mochila creyendo que contenía un paquete de los verdes.
¿Es una pesadilla? ¿Una broma? En medio del asombro y la incredulidad la noticia dio la vuelta el mundo. En siglos no sucede semejante cosa. Tan hilarante y grotesco; tan trágico y tan irónico a la vez. Ya no hay donde más caer. ¡La medalla del libertador abandonada en las puertas de un lenocinio! ¡No faltaba más! Una antigua y olvidada norma decía que sólo en dos ocasiones podía salir del Banco Central. Y, no obstante, había estado en poder del teniente desde el 12 de julio.
Obviamente, no es un episodio suelto; es parte de la estructura que se armó en más de doce años del llamado "proceso de cambio", con escalones de impunidad hacia arriba. Lo que pasa es que la república ya no existe. Y, por consiguiente, sus símbolos tampoco. Urquizu, el gobernador de Chuquisaca, dijo cierta vez que no hay nada que festejar el 6 de agosto; la nueva fecha cívica era el 22 de enero, en homenaje a la fundación del nuevo Estado Plurinacional; para el efecto, hay la Carta de La Glorieta, su caudillo populista, su wiphala y su feriado nacional.
Pese a todo, fue una desgracia con suerte. ¡Imagínense si tardaba un poco más en aparecer! Los ladrones podían monetizarlo, irse lejos, fondearlo; en fin, podía suceder cualquier cosa. Pero con buen criterio, tal vez aconsejado por su esposa, el Yogui optó por depositarla en una iglesia. Esta tragicomedia en todo tiene el sello de lo singular: lo imputan ahora por el delito de haber devuelto. Quién es más culpable, ¿el que se expone al robo o el que devuelve lo robado? Y sin embargo lo encarcelan ¡Qué justicia más tuerta! A los verdaderos culpables les salvó del escarnio. En lugar de maltratarlo, deberían agradecer y felicitarlo por su ejemplar comportamiento.
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