Ultraje a símbolos históricos

El descuido de un funcionario del grupo de seguridad que protege al mandatario y los símbolos que utiliza para actos oficiales, permitió que avezados ladrones se apropien por horas, nada menos que de la medalla presidencial, la joya heredada del Libertador Simón Bolívar y la banda presidencial, que el Jefe de Estado luce en determinados actos oficiales.

Lo bochornoso del hecho son las circunstancias en que se produjo el robo, cuando el efectivo militar encargado de custodiar la medalla y la banda presidencial, dejó tan valiosos elementos en su mochila y sin mayor precaución en el asiento delantero del vehículo a su cargo, que en la ocasión sirvió para aproximar al edecán a una "zona rosa" en la ciudad de El Alto, donde realizó visitas a más de un prostíbulo, se quedó en uno y ese tiempo sirvió para que avezados hampones abran de la manera más sencilla una puerta del auto para sacar justamente la mochila en la que guardaba los valiosos símbolos nacionales.

Pero en los antecedentes del hecho, el punto preocupante es que una autoridad superior confíe a un teniente, las joyas más importantes de la nacionalidad boliviana que son símbolos de mando y cuyo valor intrínseco no es sólo material, más bien histórico, cívico y moral, como el caso de la medalla que es un legado del Libertador Simón Bolívar.

No es posible que autoridades militares de alto grado, no hubieran pensado en mecanismos de control, previsión y cuidado directo de estos elementos que por lo visto se manejan paralelamente a la realización de algunos actos y se encomienda su custodia a efectivos de bajo rango y naturalmente irresponsable, como el protagonista del reciente escándalo que muy orondo se divirtió en una zona de alto riesgo sin medir consecuencias de la misión que debía cumplir al ser directo transportador de las reliquias nacionales. Autoridades superiores y este individuo merecen una sanción ejemplarizadora, pues se trata de un hecho inaudito que salta repentinamente a la palestra, por descuido de un "ansioso" efectivo militar.

La noticia como era de suponer se expandió rápidamente a través de las redes sociales y de un canal televisivo al que comunicaron dónde podían rescatarse los preciados símbolos, pero el resultado de esa acción irregular deja al descubierto las falencias que existen en el cuidado de nuestros símbolos, los más preciados y de valor incalculable. Al hecho se suma en el tiempo presente, una serie de actitudes que en función política le quitan méritos al Gobierno, el Estado y sus FF.AA. Bolivia sufrió un papelón inaudito.

Será importante saber que en el futuro, sean otras las características del traslado de los símbolos nacionales, su custodia y su reposición en caja de seguridad del Banco Central, bajo observación permanente de más de una persona que sean plenamente responsables del movimiento de esas joyas, como de la seguridad que se dispone para cuidar la vida de nuestros gobernantes.