Hablar de ética es referirse a la probidad e idoneidad que toda persona debe tener en su comportamiento cotidiano y sobre todo en las relaciones interpersonales dentro el desarrollo de sus funciones profesionales o laborales Cuando se enfoca el servicio en la función pública se tendrÃa que pensar en la educación, eficacia, eficiencia y sobre todo en el respeto y prontitud en la atención a la ciudadanÃa que acude al aparato estatal en busca de solución a diferentes problemas.
Uno de los reclamos de la sociedad, -sobre todo en estos tiempos de cambios-, es la atención que ésta debe recibir de su gobierno. Dicha atención se manifiesta a través de la satisfacción de las demandas de la comunidad polÃtica y de una mayor expectativa en el nivel de vida de los ciudadanos. Sin embargo, en distintos paÃses, la satisfacción de estas demandas no se ha cumplido, entre otras cosas, debido a que en algunas instituciones públicas existen una serie de vicios que impiden realizar con eficiencia su funcionamiento y operación. Esta situación ha generado que las demandas sociales hayan rebasado la capacidad de respuesta de los gobiernos y que la administración pública sea vista como lenta, ineficaz e ineficiente. Asociado a esta situación han salido a la luz pública escándalos de corrupción que han desacreditado tanto al personal público como a la imagen de las instituciones públicas generando que la ciudadanÃa pierda la confianza en su gobierno. Cualquier mejora en la operación de los organismos públicos, apoyada en técnica e innovaciones hacÃa una mayor eficiencia y responsabilidad, sólo será posible si se fomentan los principios y valores éticos en los servidores públicos.
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Al ser las instituciones de carácter público, es importante contar con personal formado en ética, entendida esta como la herramienta poderosa que forma la conciencia de los hombres y desarrolla plenamente su capacidad de juicio. La formación ética es vital en los individuos pues éstos tienen un carácter eminentemente activo en la marcha y desarrollo de los organismos. Precisamente, una de las causas que ha provocado la desconfianza en las instituciones públicas es la ausencia de principios y valores éticos, lo que da inicio al incremento de vicios o actitudes antiéticas tales como la corrupción, el abuso de autoridad, el tráfico de influencias, etcétera, situaciones que impiden se alcancen las metas y objetivos institucionales.
Una clasificación general respecto del personal que opera en los gobiernos señala que existen dos tipos de personas que participan en la dirección y operación de las instituciones: polÃticos y funcionarios. En ambos casos tienen por objetivo común servir a la sociedad a la que representan, es decir son servidores públicos. La ética para los servidores públicos se refiere a situaciones de aplicación. El bien para todos, lejos de ser una abstracción, se materializa en cada acto que realizan las múltiples instancias de la administración pública. Es la suma de miles de decisiones diarias de los funcionarios que trabajan en las organizaciones públicas. Cada funcionario se encuentra diariamente con dilemas éticos que unas veces se resuelve de manera rutinaria y otras como resultado de una profunda reflexión. Aunque el sentido común alberga principios básicos que nos permiten conocer lo bueno y lo malo, la vida nos lleva a situaciones en las que lo bueno no siempre resulta evidente. La respuesta a un conflicto puede ser equivocada si la persona no cuenta con una escala de valores que le permita discernir lo que es correcto de lo incorrecto. En el momento en que el hombre decide y actúa la respuesta puede ser justa o injusta, buena o mala, adecuada o inadecuada. Por eso es importante que los servidores públicos cuenten con una "doctrina" que les sirva de guÃa en sus decisiones.
AsÃ, la ética pública da al servidor público un conocimiento que le permite actuar correctamente en cada situación, por difÃcil que esta sea, al ofrecer criterios para encontrar soluciones adecuadas. El estudio de la ética pública es importante porque ésta disciplina auxilia en la definición sobre lo que está bien o mal para la colectividad. Se refiere a los criterios que debe tomar el servidor público para realizar sus funciones con miras a dar por resultado un bien a la comunidad. La ética pública puede entenderse como un hacer colectivo, un proceso en el que la colectividad y los individuos van generando aquellas pautas de conducta y aquel carácter que permiten un mejor desarrollo de la convivencia y una mayor expansión de la autonomÃa y libertad del ser humano.
Es trascendental enfocar la ética en los gobernantes de un Estado en razón de que la ética en estos ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad. En todas las grandes civilizaciones ha existido la preocupación por la formación de los gobernantes, en crear Códigos de Gobierno que incluyan valores, asà como por contar con maestros o especialistas que formen a los gobernantes y futuros gobernantes en la ética. Sin embargo, al paso del tiempo, medidas como éstas han sido descuidadas, dando paso a prácticas corruptas. Los actos y la administración de algunos gobiernos han sido salpicados por hechos de corrupción. Esta situación evidencia que se han olvidado la función para los que fueron designados la misión que deberÃan cumplir dentro los cánones de la rectitud transparencia y eficiencia.
Todo individuo que participa en el servicio público debiera -en el ideal- tomar conciencia de que su tarea se define como la acción del gobierno encaminado a satisfacer las demandas ciudadanas y las necesidades de los diversos grupos sociales que integran un Estado. El polÃtico, el funcionario, el juez, el legislador no debe olvidar nunca que está para servir a la comunidad, no para servirse de ella.
En las últimas décadas la corrupción se ha tornado en pandemia que afecta a todos los paÃses, sean éstos desarrollados o subdesarrollados. La corrupción toca los más altos valores de la humanidad, ofende a cualquier persona con un mÃnimo de dignidad, y va de la mano de la codicia, la avaricia, y el anhelo de poder. Antivalores éstos que se encuentran en plena expansión globalizada que, a través de principios neoliberales, genera una sociedad de consumo que invita a acumular bienes materiales de manera desaforada y adopta conductas de intereses individualistas.
En 2017, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señaló que la corrupción se habÃa multiplicado exponencialmente en los últimos 10 años. De igual manera, los informes anuales de Transparencia Internacional (TI) asà como los de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) de la Unión Europea demuestran que la corrupción va en aumento. El hecho de que existan gobernantes carentes de valores provoca el incumplimiento de objetivos en los programas de gobierno el deterioro acelerado y el consiguiente malestar en la población que confiaron en ellos.
(*) Ingeniero