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Domingo 05 de agosto de 2018

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Revista Dominical

La visión religiosa

05 ago 2018

Para los qaraqara, el mundo religioso estaba dividido en tres espacios espirituales interconectados donde habitan las deidades tutelares, a saber:

El Alaxpacha o el mundo espiritual de arriba, es donde nacen las lluvias que fertilizan la tierra, es la morada del dios creador Wiracocha y otras deidades como el sol (wilka) la Luna (phaxi), Illapa (dios del clima y el rayo), entre otras.

El Akapacha es el mundo terrenal donde el hombre vive en estrecha relación y armonía con la naturaleza. En este espacio se llega a divinizar a la naturaleza como los ríos, cuevas, formaciones rocosas, la misma tierra y las montañas denominadas como Achachilas (espíritus de las montañas), además que rendían especial culto a los Malkis o Chulpas.

El Manqapacha es el espacio espiritual subterráneo, donde residen los ajayus (espíritus de los muertos) que producen vida, los ríos subterráneos, el Jacha Supaya o dios producción y la fertilidad, muy emparentada con los muertos.

Los qaraqara tenían al ayllu como sistema de organización territorial y había ayllus mayores y menores. Estos ayllus rendían culto a misma wak´a o deidad. Cue cada ayllu estaba dividido en dos parcialidades opuestas y complementarias, a saber: Alasaya o Aransaya (mitad superior) Majasaya o Urinsaya (mitad inferior).

Dentro del territorio qaraqara se tenía especial devoción a dos montañas, Porco y Potosí, consideradas como wak´as o lugares sagrados. Tristan Platt dice que "Porco, como centro ceremonial, pudo desempeñar un papel muy similar al de Potosí, mina que por su riqueza era probablemente en tiempos prehispánicos - e incluso desde Tiwanaku - el mayor wak´a de la comarca en razón de su productividad y de las cualidades de su mineral, y es probablemente por este motivo que fue encubierta a los españoles".

Según testimonio del mismo Diego Huallpa en su lecho de muerte, en la cima del cerro de Potosí, existía un centro ceremonial al que los indígenas de Cantumarca (población qaraqara) acudían para realizar sus prácticas rituales y ceremoniales. Desafortunadamente la masiva explotación minera que se dio en este cerro ha borrado los rastros de estos lugares ceremoniales de altura, pero que aún son visibles en el cerro Porco.

Por consiguiente, una de las más grandes wak´as del Tawantinsuyo pertenecía al reino qaraqara. Fuera de la gran wak´a del Sumaj Urqu, los qaraqaras también tenían una gran devoción a Mullu Puncu, hoy cueva del diablo.

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