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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Alegría y diversidad en el Carnaval pandino - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Por Álvaro Miguel Escalera Zambrana - Periodista de LA PATRIA
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En Pando existen ricas e interesantes tradiciones, las mismas que derivan de los pueblos que habitan y habitaron esa candente tierra que influyen en las fiestas que se celebran en esta región amazónica del país. Muchas de las festividades son de grupos específicos, pero hay una de la que la mayoría de la gente forma parte: el Carnaval de Cobija.
Actualmente el Carnaval de Cobija es una clara muestra de la diversidad y la mezcla de culturas, pues, aunque casi se ha perdido la influencia brasilera que se tenía antaño, todavía se conserva un poco, mezclada con las tradiciones del oriente y del occidente boliviano.
Como muchas cosas en Pando, el carnaval al inicio del siglo XX estaba marcado por la base de la economía local e incluso de Bolivia: la goma. La fiesta servía para que aquellos acaudalados empresarios o mercaderes de este producto tan importante en ese tiempo, ostenten su poder económico, mediante sendos festejos realizados en salones elegantes, empleando disfraces de estilo europeo y vistosos sombreros.
Esto fue cambiando y entre los años 40 y 60, la sociedad comenzó a "tomar" las calles en grupos y comparsas bien organizadas, con bailes y disfraces propios del carnaval brasileño, esto por la cercanía de esta región con el vecino país. Sin embargo, las fiestas en salones también continuaron, pero se sumó el uso de talco y perfumes que eran arrojados de una a otra persona.
Según un artículo de Carol Carlo Durán, publicado en el Periódico Digital de Investigación sobre Bolivia (pieb.com.bo), algunas de las comparsas más conocidas en los años 50 eran: Los Corsarios, Los Incansables, Los Marineros, quienes además de tener sus fiestas propias, también salían a las calles a compartir con el resto del pueblo que no pertenecía a sus grupos.
Al igual de lo que sucede en occidente, en ese periodo en Pando se acostumbraba a nombrar "padrinos y madrinas", quienes preparaban una recepción social para los comparseros, normalmente eran personas de gran poder económico.
Según relato de Pepe Aguilar, recopilado en el artículo de Carol Carlo Durán, uno de los días de carnaval era tradicional que las comparsas vayan a la ciudad vecina de Brasileia a disfrutar de la fiesta y viceversa, los grupos de esa región acudían a bailar a Cobija.
Con el paso de los años varias comparsas más se fueron creando, otras desapareciendo y otras dividiéndose y por tanto cambiando de nombre.
La costumbre de bailar por las calles continuó y los ritmos brasileros seguían imponiéndose en la fiesta; las comparsas eran acompañadas por los llamados "chusos", bandas de música que en realidad se desprendían de las bandas militares de los batallones existentes en Cobija.
Durante estos años e incluso entrando en la década de los 70, se acostumbraba a colocar en los charcos de agua de las calles que todavía no tenían ningún tipo de pavimento, a las personas con el fin de mojarlas y ensuciarlas; también se jugaba con globos llenos de líquido y a echarse con pintura acrílica, por lo que después los muchachos y jóvenes, sobre todo, debían lavarse por varios días para eliminar cualquier mancha.
Una característica del carnaval de aquellos tiempos y que perdura hasta ahora, es una tradición similar a la que se conoce como el entierro del Pepino en La Paz; solo que, en lugar de ese personaje paceño, se hacía un muñeco que representaba el carnaval; este era llevado en hombros por los comparseros, quienes simulando llanto y haciendo mucho ruido, lo trasladaban hasta orillas del río Acre donde lo arrojaban después, como una despedida de la festividad.
Desde los años 90 y más aún con la llegada del nuevo milenio, el carnaval pandino comienza a sufrir varios cambios, sobre todo por la influencia de elementos tanto de la zona oriental, Santa Cruz principalmente, como del occidente del país, La Paz y Oruro.
Desde el año 2000, el Corso de Carnaval se realiza en dos días, el primero con la participación de las comparsas tradicionales, que conservan algo del estilo brasilero, pero con bastante semejanza a las que hay en Santa Cruz, cuya influencia ha sido muy fuerte, al extremo que también se entregan premios a las más destacadas agrupaciones, mientras que el segundo día es para categorías libres, folklóricas y militares.
El Carnaval cobijeño en la actualidad busca mantener su propia esencia, pero en gran medida influenciado por el de Santa Cruz, con música y vestimenta propia del departamento cruceño. Por eso es que para contrarrestar un poco eso, se proponen anualmente temáticas diversas en temas culturales y medioambientales para la realización del primer día de corso.
Mientras que, en el segundo día, las comparsas que no están asociadas, mayormente formadas por colegiales, universitarios y gente de menos recursos económicos, son una mezcla entre lo tradicional y lo cruceño, además están los migrantes de occidente y los militares quienes practican las danzas propias de las entradas folklóricas del lado andino del país.
Los grupos de comerciantes, sobre todo, son aquellos que han llevado hasta esta región del país, los ritmos de la tarqueada, morenada, tobas, moseñada y otros como la saya, que le da mucha diversidad al carnaval pandino.
Así se vive el carnaval en Pando, particularmente en Cobija, donde hay una mezcla importante de culturas y tradiciones, propias y extrañas de la región.
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