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Sábado 04 de agosto de 2018

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Revista Tu Espacio

¡Así es Bolivia!

04 ago 2018

Por: Dehymar Antezana exclusivo para Tu espacio Periodista de LA PATRIA

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Dios entregó un regalo maravilloso a esta parte del planeta Tierra, llamada Bolivia, al dotarle en sus entrañas paisajes de fábula que muchas veces solo están en el imaginario de la psiquis, pero no, son tan reales como el sol sale todos los días para dar vida a la humanidad.

Si bien esta Patria encierra nueve departamentos, los límites entre ellos son solo puntos y rayas que permiten en cualquier momento visitarlas y admirarlas por su belleza propia. Este viaje lo iniciamos en el Oriente boliviano, allí nos rodeamos de la madre selva, plagada de un sinfín de especies, portadoras de vida, en medio de pantanales, ríos y naturaleza a flor de piel. Pando, Beni y Santa Cruz, son las máximas exponentes de esta riqueza, cada una de ellas con su propia característica.

El vigilante de la nación hacia el Noreste tiene un nombre, Cobija. Un vergel hecho paraíso. Beni, es la hermana que goza similar situación en cuyas raíces brota la goma y la castaña, sostén de la heredad nacional. En Santa Cruz está, al margen de ese tesoro de ensueño, la región del futuro, cuyo brazo trabajador levantó a esta tierra, con la migración boliviana a ese departamento. Desarrollo y progreso a plenitud.

Al medio del mapa geográfico están Cochabamba, Chuquisaca y Tarija. La existencia de sus habitantes se centró en la producción agrícola, ganadera y vitivinícola, entre otras. Cochabamba, ni quien lo dude será la capital gastronómica del país con una variedad de delicias hechas con las manos creativas de la mujer.

Chuquisaca por su parte, será el centro de atención por su historia, este departamento gestó el movimiento político para darnos una Patria fecunda. Su capital, Sucre es también capital de Bolivia con un legado impresionante de hombres y mujeres que aportaron a la libertad. Mientras que Tarija, es la hija coqueta del país, no solo por la belleza de sus mujeres o cultura, sino también por la exquisitez de sus vinos, su música y el talento innato del canto. Todo el valle boliviano un mundo de emociones, cuyos paisajes también son la expresión manifiesta del regalo de Dios.

Este recorrido no se acaba, sin antes posicionarnos en la cima del Illimani, ícono de la paceñidad que a su manera resiste el embate de sus ideas y progreso, beneficiada por ser la capital política de la nación.

Potosí es aún la tierra de lucha, su riqueza mineral la hizo famosa y dio al país un desarrollo inimaginable. Sus pulmones aún están en funcionamiento. Ahora su carta de presentación es el inmenso salar, su resplandor es visible desde el espacio.

Finalmente, llegamos a Oruro al ritmo de la diablada. Una tierra bendita cuyos hijos dejaron cimentada una de las expresiones más majestuosas del mundo, su Carnaval. Tradición, cultura y fe, son los componentes mágicos para vivir en esta región, aún con la esperanza de ser algún día nuevamente la "primera".

Así es Bolivia, diversa en todo sentido, selva, valle y altiplano. Culturas distintas que conviven en pos de una senda única. Hace 193 años se escribía el acta de libertad y hoy tenemos la fortuna de celebrarla con el orgullo de tener un país rico, único y maravilloso.

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