Anárquico e incontrolable tráfico automotor

El anárquico e incontrolable tráfico vehicular en nuestra capital resulta ser enredado, confuso, incoherente, lioso, enmarañado, anárquico, desorganizado y desordenado, así de perjudicial para que entiendan las autoridades llamadas por ley, quienes tienen la obligación de prever que eso no ocurra, haciendo cumplir las reglas de tránsito y circulación de motorizados, colocando adecuada señalización y educando a los conductores para que respeten esas normas.

La dificultosa circulación de automotores por el centro de la ciudad y las zonas de mayor afluencia son clara muestra de la falta de planificación para organizar el caótico tráfico y peor aún para ejecutar obras viales, por lo que siempre se genera un perjuicio, que con justa razón motiva protestas y reclamos de la población, con preferencia, por la falta de interés de las autoridades municipales.

El control del tráfico vehicular tampoco se puede reducir al recorrido que realizan los efectivos del Organismo Operativo de Tránsito para colocar boletas de infracción "por parquear en lugar prohibido", cuando ninguna autoridad da a conocer dónde están habilitadas las zonas de parqueo para que los propietarios de automotores puedan dejar sus motorizados, evitarse el mal momento y el pago de la sanción.

A eso se suma el abuso de los choferes de minibuses que se apoderan de las calzadas, causando embotellamientos y perjudicando a otros conductores, circulando por el centro de la calle para recoger o dejar pasajeros sin dar paso a otros motorizados, conductores que deben esperar "con paciencia" la buena voluntad de los encargados de guiar los vehículos de transporte público para seguir circulando.

Pero no podía faltar el parqueo indebido que realizan en ambas aceras de una misma calle los choferes de vehículos oficiales y algunos funcionarios de oficinas estatales, como ocurre en zonas donde funcionan oficinas dependientes de la Gobernación, la Universidad y la propia Policía de Tránsito llegando al extremo de existir hasta tres filas de motorizados parados al frente de la puerta del Organismo Operativo cuando acuden los conductores en masa a pagar infracciones o son conducidos por los efectivos policiales.

El embotellamiento y tráfico difícil se apodera de las zonas escolares, donde los padres de familia llegan a dejar o recoger a sus hijos y sin siquiera inmutarse paran al centro de la calle para dejar en el colegio a sus hijos, mientras existe un silencio cómplice de las autoridades del Municipio y Tránsito que no llegan a controlar, mucho menos sancionar a quienes provocan el caos y la anarquía del tráfico automotor.

Estos infractores deberían ser sancionados, con preferencia los conductores de vehículos de servicio público, que paran donde quieren, realizan sus conocidos "arrastres" para evitar que cruce otro automotor público o particular, lo que hace cada vez más difícil en tráfico de automotores, a lo que se suma ahora la presencia de las bandas estudiantiles y los colegios que están ensayando para el desfile de agosto, y otros que celebran su aniversario, perjudicando el tráfico automotor y haciendo gala de su malacrianza para bloquear avenidas y calles del centro de la capital.

Para evitar ese caos, el Municipio debía planificar adecuadamente el mantenimiento de vías y no cerrar todas las rutas troncales de acceso y postergar indefinidamente la ejecución de los proyectos de mejoramiento vial como el asfaltado de las vías, que a la larga constituye un enorme perjuicio para los vecinos de populosas barriadas que deben sortear enormes dificultades para llegar a su fuente laboral y al retornar a sus domicilios.

En concreto la Alcaldía Municipal debería impulsar también la construcción de nuevos parqueos municipales, que el ubicado en calle Ayacucho y La Plata, en predios del antiguo Palacio de Justicia, sólo cubre a medias la demanda del parque automotor, por lo que los días miércoles y sábado colapsa y no hay sitio para ningún vehículo más en el parqueo municipal.

Por esas razones las demandas y protestas de la ciudadanía se justifican, cuando demandan un crecimiento sostenido y planificado de nuestra ciudad para recuperar la cultura urbana que se perdió cuando Oruro se quedó seis años sin semáforos y luego nunca se aplicó un plan de ordenamiento, tráfico y vialidad para normar el uso de vías por parte de conductores y peatones, lo que influye negativamente en la población.

Ojalá eso cambie y al menos podamos tener un tráfico automotor ordenado y bien planeado, que además coincida con la reposición del obsoleto sistema de semaforización vial, para dar seguridad a conductores y peatones. Trabajo que debería complementarse con el recambio de las señales de las rutas de circulación, para actualizar el sistema de señalética vial.

(*) Periodista