La afirmación que aparece en el epígrafe surgió porque oí decir a mi hija que cuando le preguntan sobre qué quiere estudiar una vez que salga del colegio y ella contesta música, la gente tiende a decirle que se morirá de hambre.
Ya lo dijo en sus conferencias la conocida psicóloga chilena, Pilar Sordo, hay personas que al parecer se levantan cada día con el ánimo de arruinarle la vida a las personas, y es quizás su único objetivo, ella los denomina los "anticipadores de desgracias", son quienes desalientan al más entusiasta en el área que sea.
Esto lo vemos frecuentemente cuando una mujer se embaraza, por ejemplo, aparecen muchos anticipadores de desgracias para contarle muchos casos de mujeres que no tuvieron éxito en su embarazo o sufrieron mucho antes o durante el parto.
Cuando uno afirma que quiere estudiar música, ser artista, periodista o profesor, aparecen muchos anticipadores de desgracias para, primero decirle al interesado que se morirá de hambre, y luego para aconsejarle que mejor estudie medicina o ingeniería, que son carreras que dan más dinero.
Sin embargo, cuando alguien manifiesta su deseo de incursionar en la medicina, le salen al paso más anticipadores de desgracias para decirle que es una carrera muy larga, que es difícil, que hay que tener el estómago fuerte para todo lo que tendrá que ver en las salas de hospitales y otros argumentos horrorosos que se les ocurra.
Pero lo que se necesita en nuestra sociedad es que se motive a los jóvenes, que les impulsemos a perder el miedo a la vida, que les mostremos que es posible y que mucho tiene que ver la intención que tengan al empezar una carrera o emprendimiento, si la intención es buena seguro que el resultado será positivo y si ocurre lo contrario, es decir, la intención no es buena seguro que tendrá una consecuencia negativa.
Debemos dejar de crear miedo en nuestros niños y adolescentes, debemos comenzar a enseñarles que en realidad somos eres ilimitados y capaces de lograr todo, absolutamente todo, lo que nos propongamos y que la diferencia entre el éxito y el fracaso está en no intentarlo, pues si erramos lo peor que podría pasar es no corregir ese error y rendirse, pues las fallas son en realidad fuentes de aprendizaje para las personas.
Entonces dejemos de ser anticipadores de desgracias y alentemos a nuestros descendientes a ser mejores cada día, a enfrentarse a cualquier situación por difícil que parezca y ayudémosles a levantarse cada que se caigan.
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