Alcides Arguedas no se incardinó en ninguna clase social
28 jul 2018
Fuente: LA PATRIA
Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)
Hoy, la sabia decisión de la inclusión a nivel de la constitución ha trasformado radicalmente el país; por supuesto para bien, pues los olvidados, desposeídos y discriminados asumen su rol denegado desde la fundación de la república y aún antes de este momento constitutivo; y el antecedente queda labrado en la historia que el país registra.
Nuestros pueblos originarios constituyen una riqueza inconmensurable, no sólo por los caracteres demográficos sino por la sapiencia, cultura milenaria y el empirismo admirables que aplican a sus faenas diarias, que siempre tuvieron el derrotero del profundo respeto al medio ambiente sin que primen leyes para hacerlo.
Escritores como Arguedas y Tamayo examinan en sus escritos la tierra y sus habitantes y es rescatable lo que Guillermo Francovich, en un resumen nos esclarece del pensamiento de Arguedas sobre la tierra y sus habitantes, refiriéndose implícitamente al maravilloso Altiplano: "podrá decirse que la pampa, en el invierno da la impresión de un mar, de un mar muerto, sin olas, sin furores, lúgubre y hostil. Allí no se sorprende la vida sino la nada, dice más y finaliza con algo que llama a la meditación "de ahí la ausencia de poesía de las razas que lo pueblan"; es inaudito afirmar que el altiplano no existía poesía de sus razas cuando el aspecto telúrico ha sido explotado por casi todos los renombrados poetas, citando rápidamente al mismo Franz Tamayo y al mejor sonetista de América, Juan Capriles y otros.
Continúa Arguedas su percepción sobre el indio y su tierra "la pampa y el indio no forman sino una entidad, no se comprende la pampa sin el indio, así como éste sentirá nostalgia en otra región que no fuera la pampa, en esta región ya se ha dicho, nada convida a las expansiones ni a la alegría, sientes al hombre abandonado en todas sus potencias, sólo, en medio de un clima y un suelo inclementes; y este sentimiento en todas partes generador de hábitos de sociabilidad y economía, allí no sé por qué causas, separa y desune a los hombres, acaso porque en la dura labor del terreno hay que emplear gran perseverancia e inmensa energía para sacar el mezquino fruto.
Lo expresado delata sus imperfecciones imperdonables pues la labor de labranza en el altiplano es similar en cualquiera otra región, sólo que la diferencia el clima, y de mezquino fruto no se puede hablar sin fundamento pues esa bendita tierra produce más de 300 clases de papa, para no citar otras de sus innumerables prodigalidades agrícolas. El indio no es insociable y su hogar y familia es ejemplo de unidad e integración donde los roles se alternan a medida que la nueva generación crece y se hace responsable, siguiendo los lineamientos del admirable ayllu.
Arguedas escribió sus embates contra el mestizaje interrogándose ¿Cuál es el mal crónico de Bolivia, cual es la enfermedad boliviana, qué es lo que hay que cambiar?, el mestizaje paulatino e irremisible que sufre Bolivia. El mal es que el indio ha contagiado al blanco. El blanco no ha europeizar al indio, en cambio el indio ha mestizado la blanco.
En cuanto al blanco dice Arguedas "En Bolivia no se sabría precisar, ni aun deslindar, las diferencias existentes entre las llamadas raza blanca y raza mestiza, físicamente ambas se parecen, o mejor son una. El cholo (raza mestiza), en cuanto se encumbra en su medio, ya es señor y, por tanto, pertenece a la raza blanca, ni aun en el color puede mostrarse esta diferencia pues el color parece depender del clima exclusivamente".
Según el propio Francovich, Arguedas encontraba que los blancos en Bolivia, si bien inteligentes y generosos, se hallaban aquejados de la empleomanía, siendo débiles de voluntad e incapaces de imponerse fuertes disciplinas mentales y morales.
Paradójicamente, Arguedas nunca se incardinó en ninguna clase social pues no existían otras, lo cual es un dislate, pues necesariamente debía ser producto de alguna de ellas. Arguedas enrostra a Bolivia como pueblo enfermo sus errores y sus faltas, empero, no examina las causas de tantas desgracias y su obra se desvanece en su contenido pues es de un carácter contradictorio desconcertante sin que se vislumbre los remedios sugeridos para corregir los supuestos males que detalla.
(*) Abogado corporativo, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, Docencia en Educación Superior, Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa (IWA-Cambridge University), escritor
Fuente: LA PATRIA
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