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Domingo 29 de julio de 2018

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Cultural El Duende

Composiciones populares en los primeros años de la independencia de Bolivia

29 jul 2018

El historiador, político y escritor ensayista Manuel Rigoberto Paredes Iturri (La Paz, 1870-1950) en su libro "El arte folklórico de Bolivia", aborda la influencia ideológica que la música popular y las coplas tuvieron en el pensamiento nacional y los centros de poder, durante los primeros años de la independencia

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Proclamada la independencia del Alto Perú con la denominación de Bolivia, las coplas patrióticas y de odio a los peninsulares fueron las que alcanzaron mayor difusión:

Oh Bolivia, Bolivia, Bolivia / ya tu fama se va a eternizar / a la historia su nombre llevar.

Tierno llanto verás consagrar, / de un Sucre sabrá la memoria / a la historia su nombre llevar / y a los héroes que bravos murieron / su sepulcro con flores regar.

No obstante, pasado el fervor patriótico, los colombianos fueron los que motivaron, con su altanería y sus abusos, otra copla alusiva esta vez a ellos. Los políticos altoperuanos que se iniciaban en la vida pública, fueron los primeros que comenzaron a agitar la oposición contra aquellos, y calificarlos de extranjeros. El enfado que esa situación producía, se expresa en la siguiente copla:

No se puede soportar / Sucre, primer gobernante / con su ministro Infante / hasta cuándo han de estar. / ¡Viva la gresca! / Viva la farra / que viene Gamarra / del colombiano a la pesca.

Referente al mismo gobierno, Alfredo Jáuregui Rosquellas, publica los siguientes datos en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Sucre N° 411 y 412: "Un día, era en diciembre de 1827, se encontró adherido en uno de los cuadros ´rumi cruz´, en la esquina de la Plaza Mayor, un pasquín que decía en letras gordas y bien legibles:

Afuera perros, / afuera gatos, / los colombianos / todos mulatos.

Pocos días después, apareció allí mismo la respuesta:

Perros y gatos / a los bolivianos / les dimos patria / los colombianos."

En el mismo artículo se registra otro pasquín contra el Coro Metropolitano, amigo y admirador del Mariscal, que dice:

El buen curita está enfermo / con orgullo canonjil. / Que le den mate de tilo / mezclado con toronjil / y si no le gusta eso / y no lo puede pasar / que le den roscas con queso / y acíbar y sara pan.

Otro pasquín apareció pegado a la puerta del Palacio de Gobierno, escrito en grandes caracteres:

El vitalicio no se quiere ir / porque Don Simón tiene que venir / y darnos monarquía y luz de caridad / y quitarnos lo que es libertad.

Toda esa obra difamatoria que crecía a diario en Chuquisaca, fomentado por la chismografía características de aquella localidad, fue envenenando la opinión pública contra los colombianos y contra el gobierno, hasta que tuvo lugar el motín militar del 18 de abril de 1828 que precipitó la renuncia y retiro del país del Gran Mariscal de Ayacucho.

Con el retiro de este ilustre gobernante y de los colombianos, el país atravesó un período de anarquía hasta la exaltación al poder del General Andrés de Santa Cruz. En este período se cantaba:

Por fin llegaste Santa Cruz amado / a la patria del oro / brillante de decoro / en altos mandos experimentado / con renombre, coraje, imponencia / gloriosa espada, notable prudencia. / Al sólo verte la feroz discordia / huye despavorida / con toda su cuadrilla / y les sucede la paz y concordia. / El astro amoroso de Bolivia brilla / la tenebrosa noche se retira.

En los días que duró la Confederación Boliviano-Peruana, el ministro diplomático en Perú, don Manuel de la Cruz Méndez, era blanco de las sátiras del poeta limeño Felipe Pardo, por haber impartido órdenes para que se exigiese a éste la devolución de cuarenta mil pesos que le dio Salaverry para una misión diplomática que no llegó a efectuarse. A Santa Cruz y a Méndez les indilgó varias composiciones, entre ellas, la siguiente paronomasia a Méndez, muy repetida en Bolivia:

El procurador Mando / Mendizábal y Mendieta / mendivel y Mendinueta / de Mendiburro, ejerciendo / Visto; con el documento / que acompaña en su favor / declaro que es un jumento / Don Mendo el Procurador (Valparaíso, 10.abril.1836)

Méndez se defendió de los ataques de Pardo aparecidos en el periódico "El Intérprete" usando las páginas de "El Eventual", ambos voceros publicados en Chile.

Después de la derrota de Yungay, surge en Bolivia un período de ignominia, propiciado por el Presidente General Velasco, que felicita al vencedor por este triunfo, lo que motiva una protesta airada por parte del Gral. José Ballivián quien, en carta particular fechada el 19 de abril de 1839, escribe:

"Las instrucciones dadas al señor Gutiérrez me parecen muy oportunas y bien calculadas, pero faltaría a mi conciencia y engañaría a Ud. si no dijese que el artículo 2° de dichas instrucciones me es dolorosamente repugnante, por más que la política lo aconseje. Felicitar los bolivianos por la espléndida victoria de Yungay a los vencedores sobre el ejército boliviano, es cosa que primero me arrancara la lengua y me cortara la mano que proferirla, o firmarla. ¿No es sangre boliviana que allí se ha derramado? ¿No son las armas bolivianas las que se han humillado? El parte de Bulnes. ¿No repite cien veces, que es el Ejército Boliviano, la cobardía boliviana, y la tenacidad de los bolivianos contra quienes han combatido? La historia no dirá que el ejército boliviano fue vencido en Yungay, y un renglón más abajo aparecerá el Cóndor de Chuquisaca diciendo: ¡Loor eterno a los vencedores de Yungay! ¿Y el ministro boliviano, representante de su patria, no se presentará humillado por todo esto? ¿Qué dirán las esposas, los padres y los hermanos que han perdido allí a sus esposos, a sus hijos y hermanos? Yo no acabaría más este artículo y por tanto, dejando esto para que lo admita u observe el Ministro nombrado, paso a tratar otro asunto."

Posteriormente, refiriéndose al mismo hecho, su hijo don Adolfo Ballivián, publica lo siguiente:

"Un periódico oficial de aquella época reproduce en todos sus números el siguiente epígrafe que le sirva de mote: ´De Yungay en el campo glorioso / el valiente chileno triunfó / y al rapaz y feroz boliviano / el Perú para siempre arrojó´. ¿Y queréis que la sangre no hierva en nuestras venas? ¿Y queréis que no ruja la cólera en el pecho? ¿Y podremos callar?... No. Los buenos repiten la blasfemia para invocar la ira del cielo."

Este cuarteto inicuo llegó a ser catado por los adversarios de Santa Cruz. A "El Iris de la paz", periódico oficial que sostuvo el gobierno del general Don Andrés de Santa Cruz, le dedicaron las siguientes estrofas:

En Bolivia ha sucedido / un desplome colosal / que al viejo Iris ha sumido / en la tumba funeral. / Es cosa muy natural / pues diez años ha vivido / y que sea sustituido / por "El Constitucional"

Y continúa con el siguiente epitafio:

Aquí yace sepultado / el viejo Iris de la Paz / ya no revivirá jamás / porque murió de cansado./ Servía de grande enfado / al más curioso lector / pues era órgano impostor / servil, cochino, asqueroso / puerco, sucio mentiroso / de un tirano protector.

Efectuada la segunda invasión al territorio boliviano por el general Don Agustín Gamarra y producido el triunfo de Ingavi por el que el ejército peruano fue derrotado e invadido el territorio de aquella nación, el presidente de Bolivia lanzó su famosa proclama el 30 de noviembre de 1841, dirigida a los pueblos de aquella nación, manifestando que respetaría su independencia y que era común el interés en derribar a Santa Cruz del poder que avasallaba a ambas repúblicas. La prensa de Lima no tomó en serio estas protestas, y consta el hecho por la siguiente composición política de Don José Joaquín de Larriva, inserta en el periódico "El Comercio" de Lima, un jueves 24 de diciembre de 1841.

El aguinaldo del General Ballivián

Mirad al héroe de Ogaño / cómo nos viene a abrazar, / catai cómo era un engaño / que nos quería matar. / Vitor que viene volando / en alas de la fortuna / el héroe que cual su espada, / ansí maneja su pluma.

Hoy de los conventos / salgan las mulatas / con cajas, clarines / y sendas matracas; / y todas a una / con gritos y algazara / entonen mil veces / apuesta tonada.

Catai el que se decía / que nada escribir sabía / pues catai, cómo escribió / y una proclama forjó. / Vitor que ha Bolivia ha dado / un nuevo César fortuna / que ansí como la de su espada / ansí maneja la pluma.

Mirad cómo pisa ufano / ya el territorio peruano; / catai pues cómo nos ama / y nos echa una proclama. / Vitor que tiene ensartado / en un cuerno� de la Luna / el héroe que cual su espada, / ansí maneja la pluma.

Hoy placenteros salimos / sus glorias a festejar, / catai pues cómo venimos / sus victorias a cantar. / Vitor que viene soplando / y subido como espuma; / el héroe que cual su espada, / ansí maneja la pluma.

¿Dónde está el que decía / que Ballivián no venía? / Pues catai que vino ya / y entre nosotros está. / Vitor que viene adormido / de triunfos en una cuna; / el héroe que cual su espada, / ansí maneja la pluma.

¿Dónde está el que aseguraba / que Ballivián no peleaba? / Pues catai cómo peleó / y una batalla ganó. / Vitor que cabalga ufano / un bello Huanaco Runa, / el héroe que cual su espada, / ansí maneja la pluma.

Entonemos pues festivas / mil canciones y mil vivas / al héroe cuya memoria / eternizará la historia. / Vitor que ya levantó / en Incahue una columna; / el héroe que cual su espada / ansí maneja la pluma.

Y en honor de aqueste día / digamos con alegría / ¡Plegue el cielo que le salga / una caracha perruna; / al héroe que cual su espada / ansí maneja la pluma!

Otro: "A la brillante pluma del general Ballivián en su proclama dirigida a los peruanos en 30 de noviembre de corriente año: Octava

¡Oh! ¡Proclamista insigne y elegante! / Por tu proclama al cielo te levantas / y con un solo tu pluma (¡ay qué brillante!) / vuelas más que los pájaros con tantas.

Tu hablar es fresco, tu pensar flamante, / tus frases novedades con que encantas / y al mirar de tu estilo la hermosura / gustosos admiramos tu frescura"

En tanto, en Bolivia se festejaba ese triunfo en forma ruidosa como se puede apreciar por las canciones dedicadas a tan fausta victoria. El coro de una de ellas dice:

"Loor eterno al ilustre campeón / que en Ingavi nos dio la victoria. / Levantó el honor al padrón / escribió nuestro nombre en la historia.

Espléndida victoria / día de excelso honor, / cantemos tu memoria / con patriótico ardor / y en alta gloria / del vencedor.

De la titulada "A ingavi", expresa el coro:

En Ingavi el laurel esplendente / de sus sienes la gloria quitó / y risueña y contenta la frente / de un invicto campeón adornó (etc.)

Otra composición política titulada "A la victoria de Ingavi", reza:

Loor eterno al valor boliviano / loor eterno a ese bravo Adalid / que en su nombre ha llenado de gloria / y su Patria de gloria sin fin.

El aniversario de la victoria de Ingavi lograda el 18 de noviembre de 1841 era festejado con la mayor solemnidad y entusiasmo, exaltando a lo sumo a su autor, el Gral. Ballivián. A más de las canciones, se improvisaban variados cantares que acrecentaban la diversión y alegría del pueblo. No obstante, a la caída del héroe, toda aquella admiración y festejos de que había sido objeto, pronto tornaríanse en odio y menoscabo de su prestigio y sus actos de gobierno, pero eso es ya otra historia.

Para tus amigos: