Jueves 26 de julio de 2018
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En la segunda quincena del mes pasado, a través del diario Los Tiempos de Cochabamba, se emitía información basada en un reporte filtrado por la Fundación Solón, acerca del daño ambiental que ocasionaría el proyecto de construcción de una estación hidroeléctrica, denominado Rositas, porque afectaría el 6,95 por ciento de tres áreas protegidas, previéndose la tala de 28.512 hectáreas de bosque en 4 años.
Según el mismo medio de información, la autenticidad del documento no fue confirmada oficialmente, sin embargo, se sabe del daño ambiental que ocasionan las represas hidroeléctricas, pese a los beneficios que suponen en cuanto a producción de electricidad.
Es verdad que la electricidad es considerada una energía más limpia que la proveniente de los fósiles, pero las represas pueden convertirse, en el largo plazo, focos de contaminación, ya que el grado de sedimentación en ellas suele ser alto, lo que ocasiona la asfixia del ecosistema de un lago, donde plantas y animales acuáticos mueren por la falta de oxígeno.
Si se comprueba la autenticidad del documento que señala las tres áreas protegidas en cuestión: el Parque Nacional - Área Natural de Manejo Integrado Serranía del Iñao (1.394 hectáreas), el Área Natural de Manejo Integrado Río Grande - Valles Cruceños (47.136 hectáreas) y la Reserva Municipal de Parabanó (3,65 hectáreas), sería un nuevo intento de incursión en reservas naturales que el gobierno intentaría, pues abiertamente señalaron que se autorizará la exploración de gas que afectaría también a los parques nacionales.