Lunes 28 de junio de 2010
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Sigue siendo el jugador más determinante, el más desequilibrante, el lado más afilado de la navaja argentina, pero Lionel Messi sigue negado con el gol, que busca en cada partido, pero que no llega.
A Argentina no le han hecho falta sus tantos pero al de Rosario le falta poner la guinda a un Mundial extraordinario, le falta redondear con el gol sus actuaciones sensacionales en las que ha servido a sus compañeros pero en las que siempre se ha ido de vacío.
Frente a México en octavos de final volvió a buscarlo, dispuso de ocasiones, pero de nuevo se conformó con ser el asistente, el hombre que crea el peligro pero que ve cómo son sus compañeros los que recolectan el fruto del gol.
De sus botas salió el primer tanto. Carlos Tévez recibió dos asistencias maravillosas del de Rosario. La primera, medida al hueco de la defensa mexicana que Tévez tocó lo suficiente como para que el balón rebotara en el portero Pérez. El rechace volvió a los pies de Messi que, de nuevo, se inventó un pase genial, una vaselina medida a la cabeza del atacante del Manchester City que remató en posición de fuera de juego.
Fuente: Johannesburgo, 27 (EFE).-