Se desintegra bloque de integración

El asunto está así de claro, pues la idea de contar con un organismo de poder regionalizado en el mapa internacional, dando énfasis a los países sudamericanos se fractura y prácticamente puede desintegrarse, si no se establecen condiciones necesarias para reintegrar su conformación original.

Se trata del que se esperaba fuese un bloque de naciones con intereses de progreso y de unidad, integrándose en una zona privilegiada de la geografía continental, en la actualidad ha perdido su hegemonía y de doce naciones del área, seis optaron no hace mucho por "replegarse" ante ciertas desinteligencias surgidas entre gobiernos que tienen visiones diferentes sobre el sostenimiento, práctica y respeto a los derechos humanos y la democracia.

Muchas coincidencias entre fines y objetivos de los países de la Unasur lograron fortalecer el organismo y ampliar su vigencia en el contexto internacional, para que comience a entenderse que la unidad de las naciones productivas permitirá implantar reglas que delimiten las formas de tratamiento y de negociación, entre las potencias de Norteamérica, Europa y Asia, que han sido y son, las que aprovechan las heterogéneas condiciones comerciales en países suramericanos.

Los buenos propósitos se desvanecen ante ciertas presiones políticas sectarias de pocos gobiernos que condicionando "ideologías" que están en retroceso continental y que no corresponden a los planteamientos más firmes de unidad integracionista, no respetaron la voluntad mayoritaria de las naciones suramericanas, lo que generó un sisma en la Unasur.

Resulta que en abril pasado surgieron con fuerza las discrepancias internas, determinando el abandono de seis países, el caso de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, que confirmaron su ausencia en la sesión que se debía entregar la presidencia pro témpore al Gobierno de Bolivia, que fue claramente rechazado por su abierto apoyo a Venezuela, el país cuya dramática situación se extendió hasta el límite de causar la desintegración de Unasur.

La decisión de los gobiernos que resisten las condiciones autoritarias de solo dos gobiernos, el caso de Venezuela y Bolivia, pues Ecuador también se aisló de su participación en Unasur, establece propiamente lo que se considera una fractura muy seria en la estructura de la entidad que no volvió a reunirse y por lo mismo hay corrientes de eliminar a la dolorida Unasur y crear otro organismo integrador.

En el caso boliviano, el Primer Mandatario admitió la crisis de la entidad y reconoció que resultó imposible reunir a los delegados de países que resolvieron alejarse del organismo. El hecho se atribuye a la falta de respeto a las decisiones de una mayoría que rechaza actitudes políticas solitarias, en una alusión a Venezuela y al único gobierno que la apoya, justamente el de Bolivia, que ahora es parte directa de la disolución del considerado bloque integrador de Sudamérica.

Hay una leve esperanza de reintegrar a los países de la Unasur, esperando que sean superadas las diferencias políticas y que se rescate el sentido de fuerza del bloque de países de la región, en pos de unidad que revitalice la integración de doce naciones en pos de crecimiento y desarrollo sustentables.