Combatir a la pobreza, un gran objetivo

La pobreza es mal que afecta a todos los habitantes de países del Cuarto y Tercer Mundo en que hay desesperación por superar los casos extremos que son los causantes de graves enfermedades y muerte de muchas personas al día; los grupos integrados por niños y ancianos son las mayores víctimas de esos extremos atacados inmisericordemente por hambre, abandono, enfermedades y todo tipo de sacrificios. Los países pobres no encuentran formas ni medios para remediar las situaciones más críticas por falta de medios financieros y, en la mayoría de los casos, por falta de empleo o sea medios de subsistencia de grandes contingentes de personas.

Organizaciones internacionales que poseen dinero y países que destinan montos importantes para ayudar a las naciones subdesarrolladas nunca han querido entender que los pueblos pobres requieren, con urgencia, mantener su independencia y libertades conjuntamente principios de dignidad y decoro valiéndose por sí mismos pero contando con los medios precisos para ello; sin embargo, reciben ayudas y donativos en alimentos, medicamentos y dinero de los países ricos. Y lo cierto es que precisan que todo ese conjunto de cooperación se convierta en inversiones que podrían hacer esos países con miras a que los pobres tengan empleo, adquieran conocimiento de tecnología, logren experiencias y sean ellos los que reemplacen en su momento a técnicos extranjeros y produzcan riqueza.

Para los países ricos poco interesa la transferencia tecnológica y menos quieren crear industrias y centros de producción de bienes y servicios que serían principios fundamentales para derrotar a la pobreza; esos países prefieren destinar "presupuestos especiales provenientes de sus utilidades" para ayudar a los pobres cuando ellos reclaman que inviertan, creen empleo y riqueza para fortalecer al país y dejar las condiciones de dependencia.

Los ricos alegan "falta de mercados para esa posible producción; no aceptan cubrir solamente el mercado interno; creen que lo que produzcan sea, en calidad y cantidad, similar a lo que producen las potencias industriales". La solidaridad que pregonan será bueno que se traduzca en inversiones con capital financiero, tecnología y capacidad de sus profesionales para que, efectivamente, creen en los países pobres las condiciones para derrotar a un mal que causa daños inmensos. Lo que inviertan los ricos podría traducirse en el logro de grandes utilidades que favorezcan sus propias arcas, luego de contribuir grandemente a los países pobres que fortalezca su economía y, además, den fortaleza a su propia gente.

Todos estos procedimientos ayudarían seria y definitivamente a superar inclusive la intromisión del narcotráfico que sabe que países que son pobres y no tienen medios de vida propios, son aptos para engrosar las filas de contingentes humanos que, por carencia de empleo, se ven obligados a cooperar con ellos sea en sus fábricas, en el cultivo de coca, en la comercialización y hasta en el consumo de las drogas letales. Quien tiene un empleo seguro y permanente no tiene necesidad de aceptar las tentaciones de los que viven causando víctimas en todo el mundo.