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Domingo 15 de julio de 2018

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Cultural El Duende

El teatro en la Audiencia de Charcas

15 jul 2018

Adolfo Cáceres Romero, Oruro, 1937. Escritor, profesor e investigador

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Segunda y última parte

Los faranduleros

La presencia de los llamados faranduleros es vital para el desarrollo del género teatral en esos centros coloniales, y los mismos faranduleros tampoco tendrían la oportunidad de actuar sin la presencia de los patrocinadores y los empresarios o directores, también llamados autores de comedias, como se da el caso con la notable figura de Gavriel del Río, que "Durante veinticinco años asumió la dirección de compañías teatrales y, muy aficionado a Lope de Vega, contribuyó poderosamente a la difusión de las obras del ´Monstruo de la Naturaleza´", a decir de Marie Helmer. Por documentos hallados por esta investigadora, se sabe que Del Río fue el primer autor de comedias en poner en escena en Potosí el célebre drama lopesco Fuenteovejuna. Entre 1618-1620 recibió 31 piezas teatrales, quedando en escena por varios días la indicada obra de Lope. Mare Helmer se pregunta al respecto: "¿Puede ser una mera coincidencia la presencia del célebre drama entre los llevados a Potosí?". Luego comenta: "Allí también predominaba con violencia opresiva una clase social que detentaba el dinero, el poderío social y político, la vara de la justicia". Sin embargo, los faranduleros constituyen, por el modo de vida que llevan, un problema social para los moradores de la Villa Imperial, y la propia Marie Helmer dice que "Los actores eran gente vagabunda y turbulenta", pues menudeaban las querellas y disputas judiciales donde siempre estaban involucrados. En un escrito que data del 7 de diciembre de 1627, se halla la siguiente declaración de un testigo, en una escribanía pública, en contra del comediante Juan Cortés, que aparece como "un hombre de poca fe y crédito y que ha sido farandulero y que los que tratan dello están tenidos por infames en la república y aunque este testigo no lo ha visto representar es público y notorio en esta villa ha representado en ella y otras partes".

Obviamente que la vida de estos artistas, por la naturaleza de su trabajo, trashumante y nocherniega, no podía ser hogareña, como no es tampoco ahora. Helmer dice que "el ´concierto´ considera como caso normal y previsible el encarcelamiento del comediante por ´alzamiento´, asegurándole su ganancia durante el plazo prudente de quince días. También eran muy aficionados al juego, pasión que reinaba, y sigue reinando, sin rival en la Villa, en las casas de ´trucos´ como en las moradas de los particulares, entre todas las capas sociales".

A la muerte de Gavriel del Río, acaecida durante su estadía en Lima, en 1625, le sucedieron en Potosí, en el montaje de obras escénicas, otros autores de comedias que, si bien no gozaban de la notoriedad de Del Río, eran bastante conocidos por su actividad teatral, especialmente en Charcas y Potosí. Entre estos autores destacan Manuel Rivera, Juan Ruiz de Lara, Alonso de Encinas y Juan Sánchez Caballero, de quienes, empero, se sabe muy poco. Al parecer, Manuel Rivera dejó la Villa Imperial, con destino a la capital del Virreinato de Lima, en 1633, para la fiesta de Corpus Christi; Juan Ruiz de Lara, cómo y farandurelo, fue contratado, junto a su compañía, por la hermandad de San Andrés de Lima para sustituir a varios actores que habían abandonado la capital del Virreinato, según explica Teresa Gisbert, que luego añade: La compañía de Ruiz de Lara llegó a ser la más importante del Perú en la segunda mitad del siglo XVII. Su repertorio principalmente de obras religiosas, es bastante conocido. Lara trabajó en Lima por lo menos hasta 1669. No sabemos si después de 1657 regresó a Charca, aunque es muy probable que lo hiciera.

En comparación al siglo anterior y aún al XVIII, podemos decir que el siglo XVII es donde mejor teatro se realiza en las colonias hispanoamericanas, sobre todo teniendo en cuenta la producción de dos importantes dramaturgos mexicanos: Juan de Ruiz de Alarcón (1581?-1639) y Sor Juana Inés de la Cruz (1651?-1695). Este período, llamado también del "Barroco de Indias", se halla marcado por las innovaciones decorativas que introduce Pedro Calderón de la Barca (1600-1881), razón por la cual José Juan Arrom divide el período en dos etapas: la de la alborada del teatro barroco, que se extiende de 1600 a 1681, abarcando toda la vida de Calderón, y la otra etapa llamada del apogeo que va al ocaso de este teatro, concluyendo a mediados del siglo XVIII.

En la segunda mitad de ese siglo XVII predominan la alegoría religiosa, mezclada con elementos paganos, lo mismo que las piezas hagiográficas con abundantes adiciones ficticias, junto al auto sacramental calderoniano y la comedia o auto de tema bíblico. En cuanto a nuestro ámbito territorial se refiere, Arzanz y Vela nos dice que hasta mediados del siglo XVII en la Villa Imperial de Potosí existían cuatro compañías de farsantes y representaban en su Gran Coliseo lucidas comedias todos los domingos y días de fiesta.

Este Gran Coliseo se fundó en sustitución del Corral de Comedias que funcionaba desde 1572, siendo su fundador Juan Nuñes de Anaya, en 1616, nueve años después que el de Lima. A través de un documento hallado por el investigador y bibliotecario Gunnar Mendoza, y que data del 22 de octubre de 1629, se sabe del inusitado movimiento teatral en Potosí, al extremo de que el Administrador del Hospital de La Plata, Hermano Juan de la Fuente, se ve obligado a presentar un memorial ante el Virrey del Perú, Conde de Chinchón, reclamando para la ciudad audiencial de Charcas la presencia de una de las dos compañías de teatro que en esa oportunidad actuaban con gran éxito en la Villa Imperial de Potosí. En el inciso 2 de su memorial, el reclamante fundamentaba lo siguiente: El hermano Juan de la Fuente dice que el Hospital tiene en la ciudad de La Plata un coliseo donde se representan las comedias, el mejor (coliseo) de este reino, cubierto de cedro, en que ha gastado grande suma de plata, de que tiene renta para su curación de los enfermos. Y porque la villa de Potosí está de esta ciudad a 18 leguas y en ella hay de ordinario dos compañías de representantes como al presente las hay, y porque entre ellos arrienda el corral de Potosí en 8 mil ps. Cs. Y esta causa, como todos son unos, pretenden que nunca falten compañías en dicha villa, y por aumentar el arrendamiento que han hecho, de lo cual viene perjuicio grande al hospital de La Plata, pide que pues esta ciudad es cabeza de providencia y en ella reside la Real Audiencia, Arzobispo y Tribunal de cruzada y dos cabildos, y no tiene entretenimiento ninguno para divertir la gente del pueblo, mande despachar provisión en favor de dicho hospital para que, habiendo en Potosí dos compañías de representantes, una de ellas venga a La Plata y se vayan mudando alternativamente, y habiendo una esté la mitad del año en dicha villa y la otra mitad en La Plata, y también que ningún comediante, por sí ni por interpósita persona arriende el corral de Potosí para obviar estos daños.

El Decreto del Virrey, expedido en Lima, el 30 de junio de 1630, ordenaba que se haga en todo como parece al Presidente de La Plata", o sea que, conforme a la respuesta del Presidente, Licenciado don Martín de Egüez, se debía tomar en cuenta que "Habiendo dos compañías en Potosí, una asista en dicha villa y otra en esta ciudad, y se muden a seis meses de modo que cada una está medio año aquí, porque sean las ganancias iguales; y habiendo una sola, esté en La Plata cuatro meses y lo restante en Potosí; y en lo que no se arrienden los bancos y aposentos del coliseo de Potosí a ningún comediante, estableciéndose el orden indicado no puede quitarse al hospital de Potosí el que arriende dichos bancos por entenderse le es de más utilidad y en esto no se quina nada al de La Plata.

Al parecer la presencia de un teatro profano, cada vez más arraigado en la población indiana de las colonias, en un momento en el que el Imperio hispano iba desmoronándose, ha originado la "Prohibición real contra las comedias en los conventos de religiosos y religiosas de las Indias", expedida en Madrid el 9 de septiembre de 1660, y que recién fue publicada en Potosí, "por vos de pregonero y con solemnidad de cajas", el 14 de abril de 1663, con el siguiente contenido: "Por diferentes cartas y papeles llegados al Consejo se han reconocido los graves inconvenientes seguidos de permitirse el hacer comedias y otras representaciones en algunos conventos de las Indias contra la reverencia que se debe a lugares tan sagrados, siguiéndose escándalos y ofensas a Dios, y mal ejemplo a los fieles y estar en ellos con menos modestia y decencia. Y habiéndose cosa de tanta gravedad e importancia y el ejemplo que se debe dar a todos y en particular a los recién convertidos se encarga a los Virreyes, Presidentes y Gobernadores de todas las Indias Occidentales e islas adyacentes para que en adelante, en ningún caso se dé licencia para que en ningún convento de religiosos ni religiosas se hagan y representen comedias así en las iglesias como fuera dellas, y de lo contrario procedan contra los comediantes y personas que representaren".

Fin

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