Domingo 15 de julio de 2018
ver hoy
Recuerdo aquel instante prodigioso
en el que apareciste frente a mÃ,
lo mismo que una efÃmera visión
igual que un genio de belleza pura.
En mi languidecer sin esperanza,
en las zozobras del ruidoso afán,
tu tierna voz se oyó en
mi largo tiempo
y soñaba con tus divinos rasgos.
Transcurrieron los años. La agitada
tormenta dispersó los viejos sueños
y al olvido entregué tu tierna voz
asà como tus rasgos celestiales.
En cautiverio oscuro y tenebroso
mis dÃas en silencio se arrastraban,
sin la deidad y sin la inspiración,
sin lágrimas, sin vida, sin amor.
Mas, ahora que el despertar
llegó a mi alma,
y de nuevo apareces ante mÃ,
lo mismo que una efÃmera visión
igual que un genio de belleza pura.
Y el corazón me late arrebatado
porque en él nuevamente resucitan
La inspiración y la divinidad
y la vida, y el llanto y el amor.