En mil años mozos iba al Cine Paris y al Cine Ebro para ver películas mejicanas pues estaba enamorado de María Félix y hasta me hice crecer un bigotillo para parecerme un poco al guapo Jorge Negrete; en esa época vi una película llamada "Jalisco nunca pierde" en la cual el estribillo de la canción principal agregaba “y cuando pierde arrebata”.
Nunca imaginé que esa canción y su agregado podrían constituirse en el himno del Movimiento Al Socialismo (MAS) que sería cantado en este nuevo siglo por los legisladores de ese Partido al aprobar sus leyes estructurales por la aplastante mayoría de dos tercios en Diputados y Senadores.
Seguro de que Jalisco nunca pierde…y cuando pierde arrebata (como sucedió en la Alcaldía de Sucre) ingresé al Palacio Legislativo para ser testigo de las proezas parlamentarias de “los Honoratos” a quienes llamo así porque antes el tratamiento correspondiente a su rango nos obligaba a llamarlos Honorables, detalle que ha desaparecido porque nos recordaba al “ancian regime”.
Mi comadre Macacha con su pinta de María Félix y yo con la pinta del abuelo de Jorge Negrete nos mezclamos con el llamado “pueblo co-legislador”, ella con un rebozo mexicano y yo con un sombrero mejicano y mi bigotillo negretiano asistiendo a una nueva versión de "Jalisco nunca pierde y cuando pierde arrebata".
Grande fue mi sorpresa al escuchar que los legisladores masistas hablaban con acento mejicano y utilizaban términos también propios del pueblo de esa gran nación, lo que me obligó a decirle a mi comadre Macacha si no nos habíamos equivocado y en vez de encontrarnos en la Asamblea Legislativa Plurinacional nos hallábamos en la Cámara Legislativa del Estado de Jalisco.
El presidente de la asamblea no trataba de colegas a los parlamentarios sino de queridos manitos pues al iniciarse las deliberaciones sobre una ley importante les dijo: “Mis queridos manitos, perdón, mis queridos cuates, perdón, mis queridos manos…".
Sorprendida, mi comadre cochabambina me preguntó por qué les llamaba "manos" a sus colegas legisladores, respondiéndole que yo no lo sabía pero que sospechaba que los llamaba "manos" porque se manifestaban con las manos para aprobar centenares de artículos e incisos que contenían esos proyectos de ley.
Un momento les dijo: "mis queridos manos levanten sus manos para aprobar el siguiente artículo de la ley" y todos los queridos manos levantaron sus manos.
Macacha que nunca estuvo en Méjico me dijo aburrida “pos nomás esto me parece una tarugada...” y me sacó de la sesión legislativa. Ya en la Plaza Murillo, nos sentamos en un banco y le conté con lujo de detalles la película mejicana que vi hace muchas décadas en la cual Jorge Negrete cantaba esos versos tan actuales que dicen “Jalisco nunca pierde… y cuando pierde arrebata”.
Mi comadre me dijo que mi bigote era igualito al de Jorge Negrete, piropazo que me obligó a decirle que era igualita a María Félix, versión quechua.
PAULOVICH
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