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Domingo 08 de julio de 2018

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Revista Dominical

100 años de la Autonomía Universitaria

08 jul 2018

Por: Aníbal Abel Alarcón Caparroz

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¿Qué beneficios produjo para el Sistema Universitario? A partir de la conquista de la Autonomía Universitaria que se produjo en la universidad de Córdoba-Argentina en 1918, por una parte y por otra la redacción y aprobación del Estatuto Orgánico de la Universidad Boliviana que data del año 1953; las décadas del 50´ y 60´ del siglo XX, fueron ricas en definiciones sobre la universidad y la autonomía universitaria.

Así, la "Reforma cordobesa",

inauguró un ciclo de movilizaciones intra y extrauniversitarias, en su mayoría, influyendo en forma positiva, inclusive a muchas universidades de Latinoamérica, cuyos ideólogos de esta reforma escribieron como "La tipificación de la universidad en su conjunto", siendo una consecuencia de la reforma de Córdoba, que introdujo en forma notoria la participación militante del estamento estudiantil, "fortaleciendo la vigencia de la autonomía universitaria", con proyección social hacia el pueblo, todo lo cual contribuyó a trazar líneas distintas y definitorias.

En la Universidad Técnica de Oruro (UTO), en especial la década del 60, fue muy fructífera, aplicándose en su cabalidad el claustro universitario, con plena participación del co-gobierno docente-estudiantil y nominándose como primeras autoridades; es decir, rector y vicerrector, a connotados profesionales abogados, doctores en derecho, quienes dejaron una impronta, por su proficuo trabajo en cada gestión, puesto que con su reconocida capacidad y amplia intelectualidad, hicieron de la universidad un verdadero y honroso servicio a su pueblo, llegando a concretarse logros importantes en la literatura, con la publicación de libros, textos y revistas; difundiendo por otra parte, una serie de actividades culturales en todos sus órdenes, constituyéndose el movimiento estudiantil en el impulsor de los procesos democráticos, sociales y culturales dentro y fuera de la universidad.

En la década del 70; se produjo la intromisión de la universidad, cerrándola por un gobierno de facto, introduciéndola por una senda de un largo periodo de oscurantismo, durando la misma cerca de nueve años, restableciendo la democracia que duró muy poco, puesto que surgieron dos nuevos golpes de Estado, en 1979 y 1980, recuperándose definitivamente la democracia participativa en 1981, cuando empieza la crisis universitaria.

¿Cuál es el modelo de Enseñanza-aprendizaje a estas alturas? Es válido concebir a estas alturas como Sistema Universitario, como único modelo académico que engloba a todas las universidades, incluida la Universidad Técnica de Oruro. Existe algo denominado "modelo específico", de una universidad en particular; de ser así, qué implicaciones tendría hasta ahora, la existencia de este modelo. Más aún, sus características de un modelo elitista y repetitivo, debiendo haber sido readecuadas hasta la actualidad a la luz de las transformaciones surgidas por lo menos en estas últimas cuatro décadas. Por último, cuáles serían las principales cuestiones que deben afrontar. Si se quiere con el trabajo que sigue a partir de ahora, como objetivo principal, acercando algunas reflexiones en orden a iniciar, las respuestas a estas interrogantes, puesto que, con esto, no logra funcionar la autonomía universitaria.

Es así que como producto de un modelo neoliberal heredado, de las interrupciones Académico-administrativas en especial de años anteriores, cuyos perjudicados desde esos momentos fueron y son los estudiantes universitarios, cuyas líneas fundamentales que han ido dañando más que todo, las estructuras de la autonomía universitaria, cuyos rasgos característicos, son de carácter elitista por una parte, énfasis en la docencia repetitiva, supeditado a ello, marcada ausencia de investigación y trabajo de campo e interacción social; es decir, una estructura académica edificada sobre una cada vez más creciente apertura de carreras, sin previos estudios para la inserción laboral una vez egresados, predominio de la cátedra y no de la extensión universitaria, rigidez curricular en muchas carreras de la universidad sin ninguna innovación; marcada ausencia de reglamentos Académico-administrativos e implementación con rasgos a mejorar, es decir, ausencia plena de autonomía, a la hora de tomar decisiones del estamento estudiantil, debido seguramente a muchas y diversas limitaciones en mayor o menor grado por la Federación de Estudiantes Universitarios (FUL) y/o autoridades ejecutivas de la universidad, no obstante haber sido elegidos por estamentos universitarios. Otro aspecto negativo, como habíamos manifestado antes, es la cátedra magistral y limitaciones en lo que respecta a métodos modernos de Enseñanza-aprendizaje, poca o ninguna evaluación y uso de las nuevas tecnologías; la extensión cultural como dimensión clave junto a la docencia e investigación; poca o ninguna preocupación por la realidad nacional, sin vínculos orgánicos con la sociedad civil y el sector productivo y lo más fundamental para su funcionamiento, situación económica crítica, debido fundamentalmente al recorte como coparticipación del IDH y otros recursos, todos provenientes del Tesoro General de la Nación (TGN), a la vez que aumenta cada año la matrícula. Eso vemos en la UPEA, en la UMSA y en general en todas las universidades del sistema; todo ello, desde una perspectiva conservadora.

Un nuevo rol de conocimiento aplicado a la universidad. Estamos inmersos en la "Era de la información", característica de los tiempos que corren siendo que el conocimiento adquiere un rol central; en este contexto, la sociedad en su conjunto, con sus diferentes capas sociales, nota y en algunos círculos sostiene que, mediante el conocimiento, se modificará el sentido de la política y la economía en un mundo totalmente globalizado. La universidad no debería estar al margen de esta situación casi irreversible, pues estas afirmaciones implican grandes desafíos no sólo para la UTO., sino para el sistema universitario, quienes deberán asumir el compromiso de formar profesionales para que puedan desempeñarse en un mercado laboral competente lleno de desafíos sociales. Todo ello significará reformular los largos planes de estudio, adaptados más que todo al cambio tecnológico y a las demandas del mercado, en términos de formación profesional, entendiendo por mercado, no las exigencias de corto plazo de los empresarios e industria nacionales, ni tampoco la demanda de carreras por parte de jóvenes que rondan los 18 a 20 años, sino el análisis de los requerimientos de las estructuras productivas en el mediano y largo plazo. En este punto, son de destacar dos asuntos sobre los cuales, las universidades junto a sus preceptos constitucionales y la autonomía universitaria, deberá a partir de hoy tener un rol más activo. La reforma de los planes de estudio que contemplaría la educación permanente, siendo que la reforma de sus planes de estudio, tendría que modificar el flujo continuo de estudiantes que permanentemente pretenderían retornar al sistema educativo universitario, para capacitarse y volver al mercado laboral con mayores competencias.

Frente a esto, el Sistema Universitario Boliviano, debería releer sus largos plazos de sus diferentes carreras y establecer ya nomás varios mecanismos para la titulación intermedia, como empezar a ampliar los conocimientos, buscando horizontes de la investigación, catapultando a la cima una universidad nueva o remodelada.

Conclusiones. Hablar sobre la Autonomía Universitaria, es referirse a la universidad en su conjunto, con sus logros, sus deficiencias, hasta sus inquietudes; su misión y visión, su alcance hasta donde puede abarcar en el consenso nacional y por qué no decirlo hasta internacional. Por otra parte, mencionar a la autonomía universitaria, es efectuar una venia proclíticamente; es decir, inclinarse hacia adelante, saludando la conquista de este magnífico logro.

La autonomía, es la libertad de gobernarse por sus propias leyes y principios democráticos, con independencia política y económica, pero siendo contestataria a cualquier régimen político fuera de la universidad, es una potestad que poseen nuestras Casas de Estudios Superiores, como ninguna institución en el mundo, con capacidad de desenvolverse y desarrollar en forma democrática y participativa, ampliando sus decisiones con coherencia, siempre en el marco Docente-estudiantil; reavivando la "Llama del Claustro Universitario" y sus beneficios colaterales para un funcionamiento acorde a sus necesidades morales, intelectuales, académicas y sociales, con docentes proactivos, propositivos, observando de cerca los posibles males que aquejan a la universidad, con estudiantes deseosos de avanzar hacia una excelencia académica. La Autonomía Universitaria, no es una herencia como muchos creen que es, para servirse de ella y no servir a la universidad, están muy equivocados. En realidad, la universidad con su incólume autonomía debe hacer frente a varios desafíos con iniciativa propia, surgidas de sus propias entrañas, mostrarse a la sociedad civil, a su pueblo y desarrollarse como una universidad para su pueblo. Por otra parte, redactar una agenda propia de modernización y no aferrarse a proyectos caducos que datan del año 1953, siendo una defensa inútil y perjudicial para propios y extraños, como si hubieran logrado todo, sin embargo, no es así, no son una panacea universal, ni lo fueron nunca.

A la luz de un nuevo día que se aproxima indefectiblemente, antes que nos alcancen las sombras de un oscurantismo prolongado, quedándonos como ermitaños en la faz de la tierra.

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