Penosas reacciones

A la ya larga lista de excesos verbales a que nos tiene acostumbrados su excelencia, sumamos ahora el llamado de atención público, al que sometió a un maestro boliviano en la localidad de Sacaba, en la inauguración de un colegio, no le gustó al Presidente que lo llamaran "Señor Presidente" o "Señor Morales", constituyéndose esto, al parecer, en un nuevo gran delito.

NORMAS DE RESPETO

En nuestra ya amplia historia, siempre ha habido normas de respeto, inculcadas desde las aulas escolares o legadas a través de la transmisión de normas y costumbres ancestrales. Habrá que hacer notar que la normativa aceptada en el léxico hispano indica que debemos anteponer el sustantivo Don, como tratamiento de respeto al nombre de pila; así, decir Don Jaime, Don Jorge o Don Evo, de ninguna manera es ofensivo ni insultante, solo muestra el respeto a alguien que, además, jerárquicamente está a la cabeza de una nación.

HUMILLACIÃ?N

Las palabras recibidas y de manera muy directa por el Director Distrital de Sacaba, han tenido que resultar muy humillantes para el profesor. Palabras dichas con micrófono y ante numeroso público, lo que constituye un abuso de poder inmisericorde, dada la jerarquía innegable del Presidente de un país y la modestia de un sencillo maestro, que construyendo su digna carrera docente ha logrado llegar con méritos propios (examen y expediente) a aquella Dirección Distrital.

Hubiese sido interesante que el Presidente, luego de decirle lo que le dijo, ceda el micrófono al maestro para que este, aunque de manera disimulada, pida las disculpas que, seguramente el Presidente y su entorno hubiesen recibido muy eufóricos y triunfantes. Pero no, no fue así, la humillación prosiguió cuando el Mandatario impone un castigo escolar al maestro con aquello de escribir cien veces en un cuaderno.

Si Don Evo se estaba refiriendo al castigo escolar como una broma, habrá que decir que lo humorístico no se notó en ningún momento y la seriedad pareció llegar a su tope cuando se indicó al alcalde que verificara el cumplimiento de la sanción.

¿DESCOLONIZACI�N?

En el afán de descolonizar Bolivia, se cometen muchas metidas de pata (para decirlo en el argot popular). Pero, ¿será posible hacerlo? Nuestra realidad es irreversible, más allá de cambios políticos que se seguirán dando a futuro, somos un país latinoamericano, ciertamente con características propias, pero desarrollado a la manera occidental, como lo dirían los sociólogos.

Tomamos bebidas extranjeras, escuchamos música en inglés, varios hablamos inglés, vestimos jeans y marcas extranjeras. De hecho todo ello ya es así en la aldea global (según McLuhan) en la que se transformó el mundo.

Por cierto, si la descolonización va a darse a la fuerza con decretos y leyes, estaremos perdidos y caeremos en un oscurantismo letal como el que vive Corea del Norte, Dios nos libre de aquello.

Ahora bien, si nos fijamos en detalles un tanto irrelevantes y no fundamentales, como el Don y el Señor, a más de la insistencia del término Hermano, deberíamos fijarnos también en los nombres en inglés (y mal escritos) que miles y miles de bolivianas y bolivianos los tienen. Acaso no es contradictorio criticar al imperio gringo y utilizar nombres de pila anglosajones. Nuestra parcial (porque solo será parcial) descolonización, tendría que empezar por ahí.

(*) Licenciado en Comunicación Social