El Departamento de Oruro se ha convertido en un “puente abierto para todo tipo de contrabando”, así lo estiman observadores del fenómeno ilegal que está copando cada vez más espacio para las actividades de grandes “capitalistas” que mueven contrabando de ida y vuelta aprovechando la desguarnecida zona fronteriza de Oruro con Chile, especialmente.
Hace pocos días se dio cuenta de un operativo especial en una población chilena fronteriza con Bolivia, informándose del secuestro de 57 autos “chutos” que no tenían papeles legales de respaldo por lo que fueron interceptados, justo en la localidad de Pisiga, (Oruro) provenientes de Colchane y Huara en territorio del país vecino, después de haber sido adquiridos seguramente en Iquique, aprovechando algunas ventajas de orden impositivo.
Este hecho es interesante, pues se trata de grandes camiones especiales para el transporte de movilidades, que viajan con destinos concretos donde esperan comerciantes de “alto vuelo” para redistribuirlos hacia otros destinos, pero pasando por el puente natural y expedito que es Oruro.
Si estamos hablando de contrabando mayor, como el caso de automóviles, no es menos preocupante el movimiento de variada mercadería igualmente cargada en grandes contenedores que transitan -casi- sin novedad por el altiplano orureño, precedidos de gente especializada (loros) que abren paso e informan sobre los posibles controles o eventuales patrullajes de los efectivos aduaneros.
De vez en cuando se producen operativos “gigantes” y caen grandes contrabandistas, pero por lo que se sabe es mayor el volumen de la mercadería que ingresa que la otra que se incauta, todo por la falta de un mayor y adecuado control por parte de las autoridades especializadas.
Fardos de ropa usada siguen siendo parte de otro ilícito negocio que persiste pese a la vigencia de prohibiciones aprobadas inclusive en la instancia parlamentaria. El contrabando es una fuerza imparable que no se detiene y más bien crece o se fortalece por una activa demanda de los productos en los centros comerciales ilegales (ferias) no sólo de Oruro sino en todo el país.
El sello aterrador de este negocio ilícito es el narcotráfico, más peligroso que los anteriores y por supuesto de millonarios efectos si no se detienen con la oportunidad del caso. Fuera del comercio de droga, hay también inusitado movimiento de coca, materia prima cotizada y requerida altamente por los elaboradores de cocaína, los que inclusive se han dado la libertad de instalar gigantes factorías en nuestro propio altiplano, desde donde se exporta a países vecinos, utilizando el “puente orureño”.
Estos hechos obligan a nuestras autoridades adoptar con urgencia algunas medidas para evitar toda forma de contrabando, empezando por fortalecer los puestos fronterizos, creando la infraestructura necesaria para sentar soberanía y defender de tal modo, la industria y el comercio nacional, la salud y la vida misma de las personas ante la arremetida de los narcotraficantes.
Lo que ansían los orureños es lograr el desarrollo departamental con un Puerto Seco, y no seguir siendo un simple pero peligroso “puente abierto del contrabando”. Ya es tiempo de que se adopten medidas concretas para sentar soberanía en nuestra extensa frontera.
Fuente: LA PATRIA
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