El testigo que depone una testificación se basa en recuerdos del hecho que es objeto del acto judicial y, pueden ser viciados, no sólo por el mismo declarante y por la peculiaridad con la cual conduce sus conocimientos, sino por influencias externas.
Esto puede conducir, aunque la naturaleza es dudosa, a que estas opiniones se sitúen a la par de sus demás impresiones y hasta enturbiar o anular sus percepciones primigenias, asà como hacerlas languidecer en su memoria.
La vivencia primitiva se desestructura en el recuerdo, en desmedro de la investigación, fundamentalmente porque en el tiempo estará más alejada que las impresiones recogidas posteriormente en las conversaciones con terceros.
Por inane que suene, suele ocurrir que el testigo de un suceso renuncie a sus propias percepciones junto con la necesaria elaboración mental de las mismas, para ceder lugar a una concepción discrepante o las modifique en ciertos aspectos para aceptarla, siendo que los motivos que lo mueven a apropiarse del relato de otra persona no son pocas veces puramente externos y significativamente no tienen nada que ver con los principios de investigación.
(*) Abogado corporativo, postgrados en Arbitraje y Conciliación, Interculturalidad y Educación Superior, Docencia en Educación Superior (MaestrÃa), Derecho Aeronáutico, doctor honoris causa (IWA-Cambridge University, escritor
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