Cardenal para los humildes

Las cosas se han dado de ese modo, es decir, con la elección por parte del Sumo Pontífice del sacerdote boliviano Toribio Ticona Porco, como el nuevo Cardenal de Bolivia, incorporado al Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica, posesionado y recibido con los honores y rigores del caso junto a los otros representantes por el Papa Francisco.

La referencia histórica devela que se trata del primer sacerdote de origen indígena y el tercero con alta representación en el país, luego que el primero fuera el muy recordado monseñor Clemente Maurer de origen alemán, pero de larga residencia en el país y el segundo el carismático y respetado Julio Terrazas Sandoval boliviano y de nacimiento cruceño.

La nominación del padre Toribio como Cardenal de Bolivia, es parte de la decisión papal de tener una Iglesia más próxima a los sectores más vulnerables de la sociedad, más abierta a las mayorías que en cada lugar son las desposeídas y las que viven marginadas en sus derechos y oportunidades.

La Iglesia católica irrumpe con los lineamientos que va imponiendo el Pontífice y que por los hechos están dirigidos a motivar en los sacerdotes responsabilidades sociales de una lucha abierta contra el hambre y la miseria, ayudar a los privados de libertad, mitigar el dolor de los enfermos y apartar de su adicción a los drogadictos, buscar la armonía de clases y defender los derechos humanos en una sociedad más justa e incluyente.

Pueden haber muchos cambios en el conjunto de la Iglesia y no serán sólo de orden teológico o moral, serán de orden social en una lucha contra la inmoralidad de la que son parte muchos sacerdotes, un hecho que compromete además a los que gozan del poder y lo aprovechan con fines vedados transgrediendo elementales normas de respeto y dignidad, usufructuando de una riqueza que le pertenece al pueblo y se la derrocha en fines sectarios. Es la Iglesia comprometida con las mayorías y con su nuevo cuerpo cardenalicio que anticipa sus observaciones contra la corrupción, la injusticia y la intolerancia.

Por eso hay que entender que no es casual, la designación del padre Toribio, tercermundista en otros tiempos, en aquellos que llegaban curas revolucionarios y la consigna de inmiscuirse en la vida de naciones, dirigiéndolas a una dolorosa división de clases, que es justamente lo que el Santo Padre quiere evitar en adelante.

Difícil tarea la de nuestro flamante Cardenal, si se entiende que para cumplir su nuevo apostolado, deberá buscar la mayor y mejor aproximación de la Iglesia con el Estado laico, denunciar las injusticias, defender a una mayoría empobrecida y denunciar a una minoría autoritaria y corrupta, buscar por todos los medios que la gobernabilidad de la Nación, responda a los fines democráticos de la Constitución. Un compromiso de fe, de mucha voluntad y lealtad con el Sumo Pontífice para trabajar y servir a los más humildes.

Fuente: LA PATRIA