Domingo 01 de julio de 2018
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Revista Dominical
El docente no debe arriesgar su dignidad y prestigio académicos
01 jul 2018
Fuente: Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas Abogado corporativo, posgrados en Educación Superior e Interculturalidad, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico Docencia en Educación Superior, doctor honoris causa con tesis aprobada, escritor
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Sucede, en casi todas las ocupaciones humanas que, por estar ahÃ, las mujeres y hombres suelen adoptarlas mecánicamente y hasta entregar su vida a ellas sin que jamás se tome contacto verdadero con su radical realidad. Por lo contrario, el filósofo auténtico que filosofa por Ãntima necesidad no parte desde una filosofÃa ya hecha sino que se encuentra desde luego elaborando la suya y se retira a la terrible soledad de su propio filosofar.
Cuando un docente enseña una materia en la universidad, cualquiera que sea, para producir la extensión de la misma, debe filosofar; para encontrar la realidad en la profundidad donde descubrirá nuevos elementos de comprensión y análisis que generarán una evolución constante de los conocimientos de la materia, enriqueciendo constantemente de los programas preestablecidos y evitando que enseñen mecánicamente; produciendo el desasosiego y hasta el abandono del estudiante y el estatismo y rutina académicos en el catedrático.
Un tema verdaderamente preocupante es la relación catedrático-estudiante que ineluctablemente debe ser inmaculado en cuanto no se sobrepujen las normas de respeto mutuo, peor aún, si se incursiona en el peligrosÃsimo ámbito de la corrupción, en el cual, ante mal rendimiento, por las denuncias que se conocen por medios de información, el estudiante ofrece compensaciones al maestro o, éste, aprovechando la situación de aplazo del estudiante le hace la propuesta salvadora por dinero; sin embargo, aunque la acción parecerÃa una solución, es aparente, debido a que acarrea irremisibles consecuencias: desestructura moralmente a ambos de por vida, por pérdida irrecuperable de la honestidad y el prestigio académico del facilitador y el ingreso evidente del estudiante al mundo de la corrupción; además del juicio de la sociedad, que no es poco ¿Se podrá confiar en un futuro profesional con estos antecedentes?, por supuesto que la respuesta es categóricamente negativa.
Fuente: Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas Abogado corporativo, posgrados en Educación Superior e Interculturalidad, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico Docencia en Educación Superior, doctor honoris causa con tesis aprobada, escritor