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Domingo 01 de julio de 2018

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Cultural El Duende

Parlamento de los niños, Las rojas colinas del hogar

01 jul 2018

Fuente: Chenjerai Hove

Chenjerai Hove. Zimbabwe, 1956-2015. Periodista, profesor, novelista, ensayista y poeta. Fundador de la Unión de Escritores de Zimbabwe, de la que fue presidente entre 1984 y 1992. Su escritura surgió como una manifestación del rechazo al colonialismo; se inspiró en la guerra de liberación de la que fue testigo como docente de secundaria. Obras: Y ahora los poetas hablan (1981). En pie de guerra (1982). Las colinas rojas de casa (1984). Huesos (1988). Sombras (1991). Cuentos Shebeen (1989). Arcoiris en el polvo (1997). Guardianes del suelo (1997). Ancestros (1997). Buscando desesperadamente Europa (2003). Palabrería final (2003). Poesía ciega (2004). Las llaves de Ramb (2004)

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Parlamento de los niños

La madre se sentó

con el hambre entre sus manos

y ahogó el amor en sus ojos.

Luego las moscas vinieron

a cantarle

repulsivas canciones al oído.

Nosotros escuchamos

la inagotable historia

De la lucha y el hambre.

Pero la Madre no cantó

al llegar el tiempo del canto

En la historia popular.

Ella sólo señaló a las moscas

Y nos pidió

que tarareásemos

la misma canción

musitada por las alas.

Cantamos la canción alada

mientras nos uníamos

en la búsqueda.

Mosca y niño

unidos en una

misma canción

Madre y hojas

caídas al tiempo

padre ausente,

desconocido.

Mientras ella

sondea los zumbidos,

juntos los seguimos

Creamos unión

para develar los motivos

de la mosca y el niño.

Así, en nuestros corazones

Están las vaporosas

huellas de la mosca

Cuyas alas

nos contaron historias

Del sentido de la vida

y de a quién pertenecemos.

-Escuchamos en la radio

que hay una crisis-

los miembros del parlamento

exigen mayores salarios

Y nosotros

no somos tomados en cuenta.

Al menos estamos a salvo

de promesas ahogadas.

Habremos de debatir

a cámara abierta

con profusión de enfermedades

como Símbolo

del electorado de las tumbas

y tasas demográficas

ascendientes

como símbolo del electorado

de los sobrevivientes.

Perros-gatos-ratas-moscas

Perros-gatos-ratas-moscas

Envíen emisarios a esta cámara

Aunque el debate

se torne melancólico

¡Extravíos del lenguaje!

¡Hacen falta espacios!

-Simple ausencia

de orden en el recinto-

Luego compartimos

nuestros haberes:

Desde bolsillos llenos de sangre

hasta parlamentos de políticos

Juntos sobrevivimos

Al núcleo de largas sesiones

y caducos proyectos de ley

que ahora reptan

donde ayer hubieron de correr.

Las rojas colinas del hogar

El Padre creció aquí

sintonizando el corazón

con el sonido del búho

de las húmedas y verdes colinas,

más allá,

el águila nadaba en el aire

mientras mamá hormiga cargaba

una desconocida víctima

hacia un escondite conocido

demarcado

en la vecina tierra familiar.

Aquí crecí,

el padre murió bajo tierra

hace siete estaciones

y las noticias del sepelio

fueron lo único por sepultar.

Ahora el águila implume

como carne soasada,

proclama

la miseria de los cielos.

Mamá-hormiga jamás

sale a la superficie,

Para el padre

suficiente carne hay abajo.

Las verdes colinas del hogar

han muerto,

Rojas colinas

atraviesan los cielos

y las sucias casas

de los peones

viven bajo la amenaza

del bulldozer

Ayer Sabhuku Mannyonga

sintió la opresión

De manos musculosas

contra su pecho

Y ahora vive

en el exilio ebrio.

Rojas colinas han vuelto

con heridas cuya pus

sofoca al peón

su pequeño hijo duerme

conociendo

solo frágiles sueños

de gozosos reflejos de luna.

Muriendo también

están las canciones

De las estaciones

que el padre

alguna vez cantó

Rojas colinas

y el humo del trueno humano

Saquea la tierra bajo contrato.

Si el padre emergiera

de entre los muertos

seguramente no conocería

el verdadero hormiguero

que abraza su sangre

sepultado

con el cordón umbilical.

Aquí, sobre este campo

una vez la tierra

yació preñada

mas ahora

la sagrada colina sangra

despojada incluso

de su buen nombre,

sus vacas sagradas

son ordeñadas

por manos agobiadas

y hambrientas

cuyas bocas

devoran hombres

tragados por la garganta

del gigante de Eerie

sentados donde alguna vez

fluiste tú

en serena agua bendita.

Rojas colinas

y el aroma del exilio,

Chipo murió esta mañana

no más cantos funerarios

desgarrando el aire

tampoco nos sentimos

seguros de sepultarla

sabiendo que mañana

el bulldozer vendrá

a esparcir

estos huesos famélicos.

Rojas colinas,

y el aroma del exilio

Exilio que respira

sobre nuestros hombros

en una carrera

que luce ya desesperada

Rojas colinas,

y el pulso del exilio

que nos dice que este

no es ya nuestro hogar.

Fuente: Chenjerai Hove
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