Miercoles 27 de junio de 2018
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Editorial y opiniones
El drama de los jubilados
27 jun 2018
No hay justificada razón para que continúe la desigual atención en el pago de incrementos a los jubilados. Ni la COB, ni las autoridades de Gobierno, ponen atención a los pedidos del sector más depauperado de los extrabajadores jubilados. El problema de las rentas se atiende cuando los cansados rentistas protagonizan medidas de presión, poniendo en riesgo su vida
La situación de miles extrabajadores que hace tiempo se acogieron al supuesto beneficio de la jubilación, no han recibido en compensación a sus aportes de muchos años, lo que en realidad deberÃa corresponderles después de haber puesto su fuerza laboral, intelecto y voluntad al servicio de varias empresas, particulares y algunas estatales, al punto que las rentas que actualmente perciben no cubren sus más elementales necesidades.
Todos los años y en función a las medidas que dicta el Gobierno o las que fueron aplicadas en pasadas gestiones, son apenas un paliativo ridÃculo para compensar supuestamente el desequilibrio que anualmente se profundiza en relación al valor de la renta que perciben y las obligaciones que tienen, en muchos casos para ayudar a la economÃa familiar. El incremento porcentual a las rentas es realmente pobre y vergonzoso en su aplicación, cuando se trata de jubilados con rentas inclusive por debajo del salario mÃnimo vital vigente.
Los reclamos del sector se producen de manera airada, y la respuesta oficial, cÃnicamente reiterativa al aprobar un aumento que no condice con la realidad en que una mayorÃa de jubilados rentistas, esperan mensualmente el pago que deberÃa compensar en un nivel de justicia, todo el esfuerzo desplegado en décadas de trabajo activo. Está claro que como en otros sectores, también en el de los jubilados rentistas, hay algunos, menos mal son pocos que tienen rentas de privilegio porque en su tiempo activo favorecieron condiciones muy especiales con gratificaciones algunas evidentemente justas y otras que alcanzaron niveles irrazonables gracias a favoritismos sectarios que nunca faltan.