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Sábado 26 de junio de 2010

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Revista Tu Espacio

Comer como consuelo emocional

26 jun 2010

Fuente: kidshealth.org

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Comer emocionalmente es el uso de los alimentos como forma de afrontar las emociones en lugar de como forma de calmar el hambre. A todos nos ha pasado alguna vez, cuando nos hemos acabado una bolsa entera de papas fritas sólo por aburrimiento o hemos devorado una galleta tras otra mientras hincábamos los codos ante un importante examen. Pero cuando se hace habitualmente -sobre todo sin ser consciente de ello- comer emocionalmente puede afectar al peso, la salud y el bienestar general.

No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y emociones. Pero entender qué desencadena la conducta de comer emocionalmente puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo.

*Alimentos "consuelo"

Todos tenemos nuestros propios alimentos consuelo. Curiosamente, pueden variar en función del estado de ánimo y el género. En un estudio se detectó que la gente contenta parece preferir comer alimentos como la pizza, mientras que la gente triste prefiere el helado y las galletas. La gente aburrida se muere por devorar alimentos salados y crujientes, como las papas fritas. Los investigadores también constataron que los hombres parecen preferir alimentos consuelo: calientes y caseros, como los filetes de carne y los guisos. Las mujeres prefieren el chocolate y el helado.

*Hambre física versus hambre emocional

Hasta cierto punto, todos somos comedores emocionales (¿quién no ha encontrado un recoveco en el estómago para el postre tras una opípara comida?). Pero en algunas personas comer emocionalmente puede ser un problema real, al provocar aumento severo de peso o ciclos de atracones y dietas draconianas.

El problema de comer emocionalmente (aparte de las cuestiones de salud) es que, en cuanto acaba el placer de comer, las emociones que lo desencadenan permanecen. Y a menudo te sientes peor por haberte comido la cantidad o el tipo de alimento que has ingerido. Por eso ayuda tanto conocer las diferencias entre el hambre física y el hambre puramente emocional.

*Preguntas que te debes formular

También puedes formularte estas preguntas sobre tu conducta alimentaria:

• ¿He estado tomando porciones más grandes de lo normal?

• ¿Como a horas poco habituales?

• ¿Siento una falta el control con respecto a la comida?

• ¿Estoy ansioso o nervioso por algo, como en mi escuela, una situación social o un acontecimiento donde me van a evaluar?

• ¿Me ha ocurrido algún acontecimiento vital importante que me está costando mucho afrontar?

• ¿Tengo sobrepeso o soy obeso, o ha aumentado mucho mi peso o mi índice de masa corporal (IMC) recientemente?

• ¿Hay otras personas en mi familia que utilizan la comida para afrontar sus emociones?

Si contestas afirmativamente a muchas de estas preguntas, es posible que comer se haya convertido en un mecanismo de manejar emociones en vez de en una forma de alimentar tu cuerpo.

*Romper el ciclo

Controlar la conducta de comer para manejar tus emociones implica encontrar otras formas de afrontar las situaciones y emociones que hacen que una persona se refugie en los alimentos.

Por ejemplo, ¿eres de las personas que llegan a casa por las tardes y automáticamente se dirigen a la cocina? Detente y pregúntate: "¿tengo realmente hambre?" ¿Notas los típicos ruiditos del hambre en el estómago? ¿Te cuesta concentrarte o estás irritable? Si estos signos apuntan al hambre, elige algo ligero y saludable para matar el gusanillo hasta la hora de cenar.

*Pide ayuda

Aunque entendamos qué es lo que nos pasa, muchos de nosotros seguimos necesitando ayuda para romper el ciclo de comer emocionalmente. No es fácil, sobre todo cuando el hecho de comer emocionalmente ya ha provocado problemas de sobrepeso y de autoestima. O sea que no intentes hacerlo todo tú solo, no es necesario.

Fuente: kidshealth.org
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