Cepillos dentales

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Actualmente hay una gran variedad de cepillos dentales y los odontólogos recomiendan usar el que más se adapte a cada necesidad. A pesar de que el convencional o el eléctrico son comúnmente utilizados en cualquier situación, es esencial conocer los diferentes tipos que existen:

El convencional: En función de la dureza de sus cerdas, puede clasificarse en ultrasuave, suave, normal o duro. Normalmente consta de tres o cuatro tiras de cerdas y, a pesar de ser el modelo más antiguo, el cepillo convencional sigue siendo el más utilizado.

Eléctrico: Funciona de forma autónoma, solo requiere un ligero movimiento de la mano. Se mueve de forma horizontal y vertical, alterna direcciones y vibra para remover más eficazmente la placa bacteriana acumulada y los restos de alimentos. Los cepillos eléctricos son útiles para aquellas personas con discapacidad física o mental, puesto que la técnica se convierte mucho más simple y no requiere la ayuda de otra persona.

El cepillo periodontal: También puede llamarse cepillo sucular o cervicular. Tiene dos tiras de cerdas y suele usarse en casos de inflamación gingival y surcos periodontales profundos. Los niños y adolescentes que están en pleno tratamiento de ortodoncia pueden utilizarlo, puesto que les facilita la higiene oral y les ayuda a mantener una boca mucho más limpia y fresca.

Cepillos pediátricos: Son en dedal, o convencionales con la cabeza más pequeña, con cerdas más suaves para evitar daños y un mango más largo.

Dental postquirúrgico: Con cerdas ultra suaves, se usan para mantener una adecuada higiene bucodental, mientras se produce la cicatrización tras una cirugía bucal.

Cepillos ortodónticos: Diseñados para los pacientes que llevan ortodoncia fija convencional, es decir brackets. La hilera central es de un tamaño más corto para que, de este modo, se pueda realizar una limpieza más eficaz.

Efectos negativos de utilizar mal el cepillo de dientes

- Si el cepillado es muy brusco podemos crear una recesión gingival, que solo se puede arreglar con un injerto de encías.

- Renovado del cepillo de dientes cada tres meses ya que se acumulan bacterias y nos podrían provocar enfermedades.

- Elegir una cerda que se adapte a nuestra boca, ya que si es muy dura nos puede lastimar tanto el esmalte como la encía.