El invierno acaricia a Oruro

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¡Llegó el invierno! Es el grito silencioso que los espíritus escondidos en el cuerpo de los habitantes de esta bendita tierra exclaman al unísono, al sentir esa fría brisa que envuelve el alma para hacer temblar las entrañas del ser, hasta convertirlas en una especie de una tonada ancestral al ritmo de bombos y tambores.

Los rayos del sol alimentan el planeta para que la vida prosiga su camino, en una ruleta de estaciones que para esta época y en esta parte del planeta le toca vivir, quizá en una de las peores épocas por las bajas temperaturas.

No es para menos el temor, porque ni bien amanece, se ve como la bruma altiplánica, hoy combinada con un toque de contaminación abraza a la Alta Tierra de los Urus, que sin resistencia alguna se somete a esa faena diaria que hiela el alma.

No solo eso, el hambre se convierte en cómplice del frío que arrecia sin temor y enamora el estómago predispuesto a pedir sin clemencia aquella limosna que impetra la necesidad.

Mientras tanto, esa manifestación de invierno se hace evidente en los árboles, que prefieren esconder sus hojas para evitar ser presas de lo impensable, simulando una muerte temporal.

Así es el invierno en la Alta Tierra de los Urus, muchas veces seca, con un sol que no caliente y si lo hace, es solo por un momento. La sombra es su mala consejera que solo origina caos en el sentir de sus habitantes, quienes apenas logran subsistir a la inclemencia de un tiempo dispuesto a cumplir con lo dispuesto por la naturaleza.

Fuente: LA PATRIA