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Domingo 17 de junio de 2018

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Cultural El Duende

La quiebra de la civilización occidental

17 jun 2018

Diálogo entre los pensadores Slavoj Zizek y Peter Sloterdijk

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Segunda y última parte

A nivel colectivo, es necesario, efectivamente inventar otra forma de articular lo común. Ahora bien, el multiculturalismo es una falsa respuesta al problema, por un lado porque es una suerte de racismo denegado, que respeta la identidad del otro pero lo encierra en su particularismo. Es una suerte de neocolonialismo que, a la inversa del colonialismo clásico, "respeta" las comunidades, pero desde el punto de vista de su postura de universalidad.

Por otra parte, la tolerancia multicultural es una engañifa que despolitiza el debate público, remitiendo las cuestiones sociales a las cuestiones raciales, las cuestiones económicas a las consideraciones étnicas. Hay también mucho angelismo en esta postura de la izquierda posmoderna.

Es así como el budismo puede servir para legitimar un militarismo extremo: en los años 1930-1940, el establecimiento del budismo zen no sólo apoyó la dominación del imperialismo japonés sino que incluso lo legitimó.

Utilizo deliberadamente el término "comunismo", pues mis problemas en realidad son los bienes "comunes" como la biogenética y la ecología.

S.Z.: Mi idea no consiste tanto en buscar un "co-inmunismo" como en revitalizar la idea de un verdadero comunismo. Pero, tranquilícense, se trata más del de Kafka que el de Stalin, más el de Erik Satie que el de Lenin.

Efectivamente, en su último relato Joséphine la cantante o el pueblo de las ratas , traza la utopía de una sociedad igualitaria, un mundo con artistas, como esta cantante Joséphine, cuyo canto reúne, subyuga y deja pasmadas a las multitudes, y que es celebrada sin por ello obtener ventajas materiales.

Una sociedad de reconocimiento que mantiene lo ritual, revitaliza las fiestas de la comunidad, pero sin jerarquía ni gregariedad. Idem para Erik Satie. Sin embargo, todo parece alejar de la política al famoso autor de las Gymnopédies

�l mismo declaraba componer una "música de amueblamiento", una música ambiental o de fondo.

Y no obstante fue miembro del Partido Comunista.

De todos modos, lejos de escribir cantos de propaganda, él daba a escuchar una suerte de intimidad colectiva, justo lo opuesto a la música de ascensor. Y es esa mi idea del comunismo.

Para salir de la crisis, usted, Sloterdijk, opta por la reactivación de los ejercicios espirituales individuales, en tanto que usted, Zizek, insiste en las movilizaciones políticas colectivas y en la reactivación de la fuerza emancipadora del cristianismo.

¿Por qué tales divergencias?

P.S.: Yo propongo introducir el pragmatismo en el estudio de las presuntas religiones: esa dimensión pragmática obliga a mirar más de cerca qué hacen los religiosos, a conocer las prácticas interiores y exteriores, que se pueden describir como ejercicios que forman una estructura de personalidad.

Lo que yo llamo el sujeto principal de la filosofía y la psicología es el portador de las series de ejercicios que componen la personalidad. Y algunas de las series de ejercicios que constituyen la personalidad pueden describirse como religiosas.

¿Pero qué significa esto?

Se hacen ejercicios mentales para comunicarse con un partenaire invisible, son cosas absolutamente concretas que es posible describir, no hay nada de misterioso en eso. Creo que hasta nueva orden, el término "sistema de ejercicios" es mil veces más operativo que el término "religión" que remite a la santurronería estatal de los romanos.

No debemos olvidar que la utilización de los términos "religión" "piedad" o "fidelidad" estaba reservada en tiempos de los romanos a los epítetos que llevaban las legiones romanas estacionadas en el valle del Rin y en todas partes.

El privilegio más elevado de una legión era portar los epítetos pia fedelis, porque eso expresaba una lealtad particular al emperador en Roma.

Creo que los europeos simplemente olvidaron lo que quiere decir religio. La palabra significa literalmente "diligencia".

Cicerón dio la etimología correcta: leer, legere, religere, es decir, estudiar atentamente el protocolo para organizar la comunicación con los seres superiores. Es, por ende, una suerte de diligencia o en mi terminología, un código de entrenamiento.

Por esa razón creo que "la vuelta de lo religioso" sólo sería eficaz si pudiera llevar a prácticas de ejercicios intensificados. Por el contrario, nuestros "nuevos religiosos" no son, la mayoría de las veces, más que soñadores perezosos.

Pero en el siglo XX, el deporte se impuso en la civilización occidental. No volvió la religión, reapareció el deporte, después de haber sido olvidado durante casi 1.500 años. No fue el fideísmo sino el atletismo el que ocupó el primer plano.

Pierre de Coubertin quiso crear una religión del músculo en los primeros años del siglo XX. Fracasó como fundador de una religión, pero triunfó como creador de un nuevo sistema de ejercicios.

S.Z.: Considerar la religión como un conjunto de prácticas corporales ya existía en las vanguardias rusas. El realizador soviético Serguei Eisenstein (1898-1948) escribió un texto muy bello sobre el jesuita Ignacio de Loyola (1491-1556) como alguien que sistematizó algunos ejercicios espirituales. Mi tesis sobre la vuelta al cristianismo es muy paradójica: creo que solamente a través del cristianismo uno puede sentirse verdaderamente ateo.

Si consideramos los grandes ateísmos del siglo XX, se trata en realidad de una lógica totalmente distinta, la de un "creditismo" teológico. El físico danés Niels Bohr (1885-1962) uno de los fundadores de la física cuántica, recibió la visita de un amigo en su dacha. Este sin embargo se resistía a pasar la puerta de su casa por una herradura que estaba clavada -una superstición para impedir que entraran los malos espíritus.

Y el amigo le dijo a Bohr:

"Eres un científico de primer nivel, ¿cómo puedes creer en esas supersticiones populares?"

"¡No las creo!" respondió Niels Bohr.

"¿Pero entonces por qué dejas esa herradura?", insistió el amigo.

Y Niels Bohr tuvo esta respuesta excelente:

"Alguien me dijo que da resultado aunque uno no crea". Sería una imagen bastante buena de nuestra ideología actual. Creo que la muerte de Cristo en la cruz significa la muerte de Dios y que ya no es más el Gran Otro que mueve los hilos.

La única forma de ser creyente, después de la muerte de Cristo, es participar en vínculos colectivos igualitarios.

El cristianismo puede ser entendido como una religión de acompañamiento del orden de lo existente o una religión que dice "no" y ayuda a resistir.

Creo que el cristianismo y el marxismo deben combatir juntos la marejada de nuevas espiritualidades así como la gregariedad capitalista.

Yo defiendo una religión sin Dios, un comunismo sin amo.

FIN

Nicolas Troung.

"Ideas Política y Economía.

De: Le Monde, 2011. Traducción: Cristina Sardoy

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