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Segunda y última parte
El ministro Bailón Mercado, comprendiendo la visión del proyecto de Pérez y pese a la falta de financiamiento, en mayo de 1931, dispuso cinco mil bolivianos destinados en su totalidad para el pago de haberes del personal: Director, Elizardo Pérez; maestro de carpinterÃa, Quiterio Miranda; maestro de mecánica y cerrajerÃa, José de la Riva; y maestro de albañilerÃa, Manuel Velasco. Asà Elizardo Pérez empezó a trabajar en el páramo de Warisata, con 5000 Bs. y sus tres compañeros de trabajo. Inscribieron a 150 alumnos para su alfabetización encargado para esto el maestro de la Riva. Llevaron material de enseñanza: cuadernos, silabarios, libros de lectura, reglas, lápices, tiza, plumas. El mecánico instaló su taller en una choza. El albañil inició labores en la vera del camino, azotado por la furia del viento con herramientas de su propiedad.
Asimismo Elizardo viajó con dos picos, dos palas y dos carretillas que llevó de su casa para la construcción de la escuela y solicitó la ayuda de los indios para la construcción, pero pasaban los dÃas y nadie ayudaba, ni los del lugar, ni el Estado, ni la municipalidad de Achacachi se acordó más de la dotación de tierras. "En aquella época no existÃa sino la capilla que se ve en el recodo de la montaña, y junto a ella una chujlla que me servÃa de dirección y vivienda."
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Fue en el recinto de la capilla donde funcionó el primer curso de Warisata, y juzgo que nunca hubo una mÃstica tan honda como la que vibraba al escuchar al maestro de la Riva enseñando las primeras letras". Con el albañil Velasco iniciaron la obra con un trazo del edificio de acuerdo a un plano que le facilitó la dirección del Instituto Americano de La Paz correspondiente al conocido edificio sobre la calle Ecuador. Abrieron los cimientos y en la soledad de la pampa parecÃan ser los únicos seres vivientes. Desde las cinco de la mañana trabajaron cincuenta dÃas sin descanso, ya no habÃa vÃveres y el Gobierno no habÃa pagado un centavo de sus haberes. Elizardo tuvo que conseguir alimentos de su despensa en La Paz para que pudieran sobrevivir.
Hasta que un dÃa Avelino Siñani se apareció a las tres de la tarde y le explicó que era observado por todos los comunarios desde todos los puntos de esa pampa aparentemente desierta y que miles contemplaban con admiración el trabajo que realizaba Elizardo junto a los tres maestros con el barro desde el amanecer hasta caer la noche, aconsejándole paciencia.
Al dÃa siguiente Siñani cumplió lo prometido, apareció con su familia y dos burros para colaborar en la obra y asà se sumaron más de 400 personas para iniciar la gran experiencia de la escuela-ayllu dentro la educación boliviana. Desde 1931 hasta 1936 el Estado boliviano habÃa aportado con 19.700 Bs. en total. Sin embargo para 1936 la escuela de Warisata ya alcanzaba un valor de dos millones de bolivianos.
Considero que Elizardo Pérez fue pionero en la construcción de la ciudadanÃa entendiéndola como alcanzar los derechos polÃticos y civiles que puede brindar un Estado a sus ciudadanos, entre ellos elegir y ser elegidos, obtener la protección de la ley contra todo crimen y el derecho a participar libremente de las decisiones estatales más importantes.
Elizardo Pérez sorbió las ideas liberales, racionalistas e ilustradas desde muy joven. Ã?l expresa que "la Escuela Normal de Sucre, aspecto muy poco conocido aún en las esferas educacionales del paÃs, y que se relaciona con Warisata, puesto que yo formé mi espÃritu en aquel establecimiento y adquirà las nociones que más tarde me permitirÃan realizar la creación de las escuelas indigenales de Bolivia". Recordemos que la Escuela Normal de Sucre se fundó el 6 de junio de 1909 por el Ministro de Instrucción Daniel Sánchez Bustamante en el gobierno de Ismael Montes.
Fue el propio Sánchez Bustamante que durante seis dÃas les impartió la ética docente a los primeros 24 normalistas del paÃs. Para Pérez fue la enseñanza más duradera, alta y sabia. Sánchez Bustamante era partidario del taller como instrumento educativo coordinado con el aula; introdujo el laicismo y la coeducación en Bolivia.
Asimismo otra persona que influyó en su formación fue Georges Rouma, quien implantó los sistemas modernos experimentados en Europa, basados en el descubrimiento de los intereses del niño en diferentes edades de su vida según los principios de la biogenética. El maestro egresaba con una preparación integral que permitÃa desarrollar todas las materias incluyendo educación fÃsica. "Jamás olvidé las enseñanzas de Rouma. A él le debo todo lo que pude lograr en mis tareas educativas. He seguido sus principios y sus normas. En todos nosotros inyectó valor, entusiasmo, perseverancia y fe, robusteciendo la mÃstica inculcada por Bustamante para el cumplimiento del deber". Pérez también recuerda a Adhemar Gehain quien habÃa sido su profesor de pedagogÃa en la Normal.
Asimismo señala que ya habÃa conocido antes de 1931 a Avelino Siñani, de espÃritu sin igual, cuando este gran aymara ya impulsaba una escuela privada en pleno Altiplano porque estaba convencido de la transformación del hombre y su liberación a través de la educación. Es posible que toda la formación intelectual de Elizardo Pérez y su fuerza inigualable de espÃritu fueron lo que le permitió el cumplimiento del deber, no solo en los Andes sino también en la AmazonÃa y el Chaco boliviano.
Estuvo a punto de morir en los rÃos amazónicos pero nunca renunció y pudo llegar a concretar su misión gracias a que un lanchero de color lo cargaba en hombros por la selva. Se salvó gracias a la atención médica recibida en Cachuela Esperanza. Podemos observar que no era un funcionario de escritorio: en su conciencia cargaba toda la realidad de los confines del territorio patrio porque conocÃa muy bien a nuestra Bolivia.
Por todo lo expuesto considero que Elizardo Pérez es la simbiosis de racionalismo y telurismo porque combina los dos aspectos en la concreción de su proyecto. El racionalismo nos permite identificar problemas y buscar la solución con distintas alternativas para llegar a la resolución de problemas en discusión amplia y abierta. Por ello él plantea que las soluciones deben nacer de la propia realidad, en este caso el campo.
"La escuela es un núcleo productivo rescatando elementos prehispánicos", como por ejemplo la organización rotativa denominada aynoka que su fuente está en la agricultura, pero se manifiesta en la organización social y hasta en el aspecto cultural. La deliberación en el parlamento amauta les permitÃa enfrentar problemas como la falta del agua.
Entonces la organización comunal deliberaba y planteaba alternativas de solución y lograron a través del trabajo organizado entre todos los miembros de la comunidad al restablecer las acequias incaicas de agua desde el Illampu, completándolas hasta Warisata.
El acto del pensar autónomamente se inculcaba a los niños desde la realidad. Asimismo el telurismo de Pérez se encuentra en el rescate de la tradición de la cultura aymara y quechua: la revalorización de su cultura y organización junto al misticismo de la fuerza y espiritualidad andina. Logró una combinación de conocimiento cientÃfico con los saberes ancestrales sin negar ninguna de los dos.
Se puede señalar que Elizardo Pérez junto a los individuos que conformaron la comunidad supieron pensar de forma autónoma y tuvieron la fuerza para llevar adelante un proyecto con mÃseros recursos para convertirse en un gran centro productivo que superaba la simple alfabetización o el libresco intelectualismo distanciado de la economÃa productiva.
Consolidaron la ciudadanÃa en aras de un mejor vivir a través del trabajo disciplinado y tesonero, generando autonomÃa económica y visión de paÃs, superando inclusive la ineficacia de las polÃticas públicas, la inoperancia de las instituciones y la desidia de los funcionarios públicos. La visión y experiencia de Warisata se irradió a todo el paÃs y a América Latina.
Finalmente, según Salazar Mostajo, Elizardo Pérez residió en Quilmes (provincia de Buenos Aires), junto a su esposa e hijas. El Estado boliviano no lo auxilió en ningún momento. Jael sostenÃa el hogar trabajando en la enseñanza del idioma inglés. Elizardo cerró los ojos el 15 de septiembre de 1980, a los 88 años. Sus restos fueron repatriados en 1983, bajo la presidencia de Hernán Siles Zuazo, y reposan en Warisata al lado de los de Avelino Siñani.
Fin