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Domingo 17 de junio de 2018

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Revista Dominical

En la clausura de los XI Juegos Odesur

Sudamérica se unió con la diablada de Oruro

17 jun 2018

Fuente: LA PATRIA

La Diablada Artística Urus estuvo en el cierre de la cita que hizo bailar a todos los deportistas � Por: Dehymar Antezana - Periodista

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Era el ambiente de un cuento de fantasía, una simbiosis entre lo real y lo mágico, una ilusión que iluminó la retina, una explosión de sentimientos que emocionaron el corazón y la algarabía desenfrenada de la unión sudamericana impuesta por la danza de la diablada de Oruro, como detonante durante la clausura de los XI Juegos Odesur "Cocha 2018".

Ocurrió el viernes 8 de junio en el estadio sudamericano "Félix Capriles", los asistentes fueron testigos de un espectáculo singular, transportándolos por unos instantes a la magnificencia que tiene el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, con la Diablada Artística Urus como su representante, que hizo bailar hasta al ser más impávido de la cita.

Era un presagio, el infierno presente con los diablos del buzo celeste, abriendo un camino entre el averno, la tierra y el cielo, que esa noche brilló como nunca en un sentir indescriptible, asumiendo que la cultura puede unir a cualquier ser, sin importar la distancia o las diferencias de raza, creencias y colores.

Era Sudamérica entera que explotaba de júbilo, contagiada por la danza ícono de Oruro, la diablada. Cómo no describir aquel momento de ensueño, los gritos infernales que atravesaban sin ningún reparo, la prosa hecha danza mezclada con los movimientos erráticos de los deportistas que terminaron llorando por el éxtasis alcanzado en un desahogo sin precedentes, rompiendo todo concepto de enemistad, ya que lo único importante era la felicidad.

DIABLADA

Ingresaba la Diablada Artística Urus por la pista atlética del escenario deportivo, su objetivo era llegar al "centro de atención" preparado para la ocasión. Era como si la tierra se abriría para unir el averno con el cielo. Los gritos infernales se apoderaban de los corazones, como si tratasen de conquistarlos para trasladarlos a la perdición.

Mientras tanto, desde las graderías comenzaban a escucharse gritos de júbilo por la emoción reinante, cual elixir enamora al sentir el aroma de un perfume seductor.

El ambiente cambiaba de a poco, era más festivo, escuchando las melodías de la Banda Real Imperial; mientras tanto, una corte de otro mundo, se apoderaba del sentimiento sudamericano de unidad.

El Arcángel Miguel guiaba a la hueste infernal, de cuyos rostros horriblemente hermosos salía el fuego del averno que inquietaba al mortal, cautivado por su belleza sin igual. Los movimientos coordinados hacían ver a una tropa dispuesta a matar de emoción y a penetrar el alma de una indescriptible pasión.

Una vez en el "centro de la atención", los 80 danzantes bailaban con emoción, causando una reacción que permitió romper cualquier formalidad. Los deportistas de distintos orígenes, sintieron el flechazo de amor, lanzado en el imaginario por las bellas chinas supay, doble caras, diablesas y hermosas ángeles.

Simultáneamente, los diablos, luciferes y satanaces contagiaban esa algarabía con el fuego. Los osos hacían de las suyas enamorando a cuanto mortal pasaba por su lado. Era la Urus que había conquistado el continente sin necesidad de atravesar el océano. Sin embargo, la marea se desbordó e inundó a todos, absolutamente a todos de esa magia propuesta por la corte de Luzbel.

El protocolo de una demostración se había roto, los deportistas hipnotizados por los siete pecados capitales, invadieron el averno, tratando de llevarse consigo a los seres del infierno. Agarraron sus banderas como un símbolo de felicidad, cuyos cuerpos estaban poseídos por el mal, pero contradictoriamente a su concepto, era un mal bueno que los hizo explotar en una conmoción que sólo ellos entenderán.

Era algo irreal el momento, pese a tener los pies sobre la tierra bendita, que les permitió conquistar glorias y soñar con la victoria, en proezas inimaginables de jornadas de esfuerzo, llevando como resumen del sacrificio, las preseas en el pecho.

Algunos pensaban: "Y sin tan solo el mundo estaría unido con una danza, no habría injusticia ni dolor en la vida". Sin embargo, era el tiempo para aterrizar de ese ensueño y volver de aquel sueño cuando los diablos así como aparecieron, desaparecieron de a poco en su averno. No cabe duda que dejaron una huella imborrable que solo Oruro podía mostrar a los simpáticos visitantes.

IMPRESIONES

Tras la presentación varios fueron los conceptos de los danzantes.

"Realmente fue espectacular el estar ahí, en un evento tan grande. La gente se alegró bastante con la música y más aún con el baile... con los deportistas mejor aún, ya que al estar de cerca los llenó de alegría, se notó que se asombraron por los trajes y más por el fuego, estaban con la adrenalina al máximo", Lenny Domínguez.

"Fue único porque demostramos el baile de la diablada, que es boliviana y los deportistas lo disfrutaron. La gente se emocionó, los fuegos artificiales y nuestra danza hicieron de la mejor presentación, mostramos el patrimonio de nuestro Carnaval", Ibis Yucra Medinaceli.

"Fue una experiencia especial al demostrar la danza característica de Oruro a deportistas de otros países, así como a los asistentes en la clausura. Un sentimiento de felicidad, al ver que no solo orureños disfrutan de la danza de la diablada, sino que otras personas de otros lugares se veían contagiados y disfrutaron de nuestra alegría y gozo", Cinthia Suzett Choque Nicolás.

"La experiencia fue única porque la emoción de entrar y bailar era enorme. Cuando estuvimos en el escenario fue algo lindo porque la gente empezaba a aplaudir, se entraban al escenario haciendo que dé más ganas de bailar y demostrar la cultura Boliviana. Lo más impactante fue que a los osos no los querían soltar", Ludwing Gómez Terrazas.

"Al escuchar cómo nos presentaban, el griterío y la algarabía de la gente fue única. La emoción de todos se sentía. Realmente llegó un punto en el que no se pudo escuchar la banda, ya que la emoción de las delegaciones, de los voluntarios al mezclarse con nosotros, el bailar, cantar y gritar era ensordecedora. Es ese momento en el que comienzas a bailar porque amas tu danza, amas a tu diablada, adoras a tu bloque y ver a muchas personas que se identifican y quieren tanto como uno, es único", Ana María Aguilar Céspedes.

"Fue un sentir de felicidad y satisfacción, emoción por la excelente presentación de lo que es la danza de la diablada. Aportamos como Capital del Folklore del mundo, haber visto la alegría de la gente que vino a competir y de los k´ochalos, provocando un derrame de lágrimas por la emoción", afirmó el presidente de la Diablada Artística Urus, Casto Navía.

No solo fue una presentación, sino que la Urus mediante la diablada, sentó soberanía de su cultura, de su música, de su danza y mostró al mundo entero la verdadera expresión de lo único y genuino, propia del Carnaval de Oruro.

Fuente: LA PATRIA
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