Responsabilidad plena en el diálogo sobre las drogas
16 jun 2018
Raúl Pino-Ichazo Terrazas
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Las drogas y su constante implementación en su variedad, no cesan por medio de delincuentes comercializadores en su objetivo criminal de sumar adictos y, ante ese panorama cruel no se debe confiar un respiro de descanso para proteger a las actuales e incipientes generaciones. Consecuentemente los hijos piden auxilio y comprensión por muchos signos que, ante padres tan atareados por sus realizaciones personales, es imposible percibir, entonces, se produce un desencuentro en la comunicación en los hogares que se mantienen unidos y, peor aún, con la distancia fÃsica generada en hogares destruidos por la separación y el consecuente divorcio. Asà se dañan vidas que se encuentran en formación para siempre, asestando un golpe mortal a la posibilidad de alcanzar la felicidad.
La comunicación debe ser fomentada y cultivada por los padres, pues estos con sus ineludibles roles asumen la autoridad para determinar el rumbo del hogar en la evolución del entendimiento de los hijos. Los hijos, en esta crucial fase, no poseen la autoridad, madurez, ni la experiencia para señalar a los padres lo que debe hacerse en el seno familiar. La inexistencia de la comunicación entre padres e hijos seguirá siendo una barrera mientras los padres no comprendan la evolución diferente que asimilan sus hijos, por supuesto ajena y más problemática a la que fue su propia juventud.
Aceptar esa tarea no se centra en la simple provisión de alimentos, vestido, comodidades y educación externa, sino, en la actitud decidida de constante comprensión, empatÃa a sus problemas existenciales que se debe dispensar en la comunicación con los hijos,
AsÃ, se deben desterrar los propios moldes de formación, ya anacrónicos; sólo rescatando de ellos los puntos de referencia que pueden ser apropiados y convincentes, sobre todo útiles para la formación de los hijos. Si se persiste en la imposición de los propios moldes y estructuras recibidos, se producirá ineluctablemente una confrontación y reticencia al diálogo y se condenará la sagrada misión de padres a la incógnita terrible del desconocimiento total de lo que piensan o ejecutan sus hijos, situación no deseable para ningún hogar.
Lo descrito es una aproximación a la multiplicidad de situaciones conflictivas y casi irreparables que se suscitan en los hogares con la impronta de ausencia de diálogo. Por ello debe escucharse permanentemente la voz interior, fuerte e incorruptible que prescribe la misión de educar, enseñar el ejercicio maravilloso del diálogo, aprendiendo a escuchar y asentir en sus objetivos y esperanzas; corrigiendo constantemente cualquier atisbo de desvÃo con gran dosis de habilidad, amor, tolerancia y aceptación de ideas y posiciones intelectuales que no siempre coincidirán con las suyas y cuya suave confrontación con el diálogo, posibilitará a los padres conocer mejor a sus hijos, respetar su actualidad, en la cual están irremisiblemente inmersos, asà como la evolución de la misma, para comprenderla y no sea la diferencia un obstáculo en el diálogo.
(*) Abogado corporativo, postgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Arbitraje y Conciliación, FilosofÃa y Ciencia PolÃtica (Mae), Arbitraje y Conciliación, doctor honoris causa con tesis aprobada, autor del libro "Adiós a las drogas y a la adicción", tres ediciones.
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