Por eso me atrevo a decir que el poder despótico es la primera causa de la "cultura del abuso" presente en nuestro medio cual epidemia social. PermÃtanme acudir a ejemplos recientes para ilustrar mi afirmación.
Si el jefe policial es autoritario y violento con sus subalternos es casi obvio que un policÃa, por miedo a ser reprendido, pretenda que una "extraña" oculte la camiseta "Bolivia dijo NO" (¡de 6 silabas!) al interior de un estadio. Al policÃa de a pie le da igual la camiseta, pero su jefe sabe que a su propio jefe no le va a gustar esa protesta. De hecho, el abuso es avalado sorprendentemente por el ministro del ramo, aduciendo que estarÃa prohibido, por normas internacionales, manifestarse polÃticamente en eventos deportivos. Al instante, unos dentÃfricos para uso de los atletas con la imagen del Presidente Evo se encargaron de desmentirlo. Yo sà creo que no hay que mezclar polÃtica y deporte, al igual que polÃtica y justicia.
La asignación selectiva de recursos públicos a los medios de prensa obsecuentes es parte de usar los bienes del Estado como botÃn de una tienda polÃtica, cuando no de una persona idolatrada como en el caso del viaje a Moscú para mirar a un embajador firmar acuerdos, camino al fútbol. ¿O no es un abuso el uso constante de recursos públicos en la promoción de una persona, por más Presidente que sea?
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