Hablando se entiende la gente

Perecería que no se han adoptado algunas previsiones para que el diálogo tenga resultados positivos en negociaciones entre partes que viven en conflicto, como el caso de las autoridades y los estudiantes de la universidad alteña, que en 20 días no pueden encontrar puntos de avenencia para eliminar dificultades y superar las intenciones de entendimiento.

Por un lado movilizaciones, bloqueos, protestas violentas que han estado realizando los estudiantes de la universidad en conflicto, hasta que se produjo el lamentable deceso de un estudiante en circunstancias que aún no han sido esclarecidas plenamente y que mantienen en efervescencia ciertos elementos que siguen siendo causa de más movilizaciones.

Las calles otra vez se convierten en escenario abierto para la violencia que es alentada por algunas consignas de extrema naturaleza, pues se utiliza a los universitarios, para desarrollar atrevidas acciones de fuerza, en choques violentos que desatan la respuesta lógica de los efectivos policiales que deben recurrir a los elementos químicos y al carro Neptuno para calmar a los enardecidos estudiantes que reclaman mejor presupuesto para su universidad.

Hay un notorio cuidado en la acción policial de los últimos enfrentamientos, rige una prohibición para que no se utilicen armas de fuego, tampoco balines y por supuesto nada de canicas, con lo que los guardianes del orden están limitados expresamente al uso de gases lacrimógenos que ya no frenan la convulsión incrementada por atacantes que en las últimas escaramuzas hicieron un despliegue irregular de "bombas molotov", causando pánico en la población civil y varios heridos entre los policías. La autoridad rectoral de la universidad alteña negó que sus estudiantes fuesen responsables en el uso de las bombas incendiarias. En todo caso se denunció que un vehículo de la universidad fue detenido y en su interior se encontraron variados explosivos.

La situación de torna cada vez más tensa y es que en el proceso de diálogo que se alienta desde diferentes instancias, parece que falla un elemento y es que para dialogar hay que saber hablar, pero además hay que saber escuchar. Si no se practica ese intercambio de escuchar y hablar y sólo se pretende imponer criterios, sin escuchar razones, es lógico que el resultado del encuentro sea siempre negativo.

Por lo que se observa, se trata de mínimos errores de manejo administrativo y por otra parte no se definen cuestiones elementales de orden interno, en una entidad universitaria que como otras del país, arguyen su autonomía y resulta que son altamente dependientes del presupuesto que otorga el Estado para su funcionamiento y que, eso sí puede reclamarse, tiene que ser parte de un conjunto de medidas, tan iguales a las que rigen para todas las casas de estudios superiores en el país, de modo que lo de "universitarios de primera y de segunda", debe pasar al borrón definitivo, pues los estudiantes bolivianos en cualquier parte del país, tienen iguales derechos, pero también similares obligaciones y deberes.

El problema de los enfrentamientos violentos y las permanentes manifestaciones tienen que arreglarse, no puede persistir por más tiempo un hecho que pone en duda la capacidad negociadora de autoridades, y el raciocinio que debe imperar entre estudiantes y sus docentes, para alcanzar soluciones a través del diálogo.

Fuente: LA PATRIA