Miercoles 13 de junio de 2018
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Si el Tesoro General de la Nación no cuida las arcas del Estado, es dudoso que otra entidad lo haga. Y esto es preocupante cuando los gastos superan abundantemente a los ingresos. El caso del aumento de la burocracia gubernamental desde el año 2005 es patético, porque ha sufrido incrementos jamás previstos y que superan cualquier cálculo de previsión, prudencia y disciplina.
Según la Fundación Jubileo, una prestigiosa organización sin fines de lucro, en su revista señala: "?el presupuesto de sueldos en el sector público se multiplicó cinco veces desde la gestión 2005 y ello implica, como advertencia, riesgos evidentes si sigue creciendo". Como conclusión de lo que ocurre con el manejo financiero del país, señala: "Pasó la bonanza, sube la deuda y sigue el gasto". Esta frase encierra verdades innegables que muestran el comportamiento de todo lo ocurrido en el campo de los sueldos para el personal del sector público.
Según la misma institución, "de acuerdo con los datos del Ministerio de Economía y Finanzas, en 2005 el gasto en sueldos ascendía a 7.379 millones de bolivianos y para esta gestión 2018 está presupuestado 38.845 millones de bolivianos". Complementa esa información con lo siguiente: "El presupuesto de sueldos y salarios aumentó nuevamente en 2018 en 7,6% con relación a la gestión 2017. En los últimos 13 años, el incremento equivale a más de cinco veces y advierte: el crecimiento de este gasto, de seguir en expansión, representa un riesgo latente de ´insostenibilidad a futuro´ considerando el nuevo nivel de ingresos".
El caso debería implicar seria preocupación para el gobierno porque aplicar el despropósito: "Si hay dinero, hay que gastarlo" es contraproducente porque la racionalidad aconseja: "Si hay dinero, hay que gastar lo necesario y el saldo ahorrarlo con miras al logro de reservas". La irracionalidad en los gastos da lugar a que el gobierno, por razones político-partidistas, se haya visto obligado a aumentar discrecionalmente la cantidad de empleados del sector público cuando las experiencias del pasado señalan urgencias de contar con personal debidamente capacitado, que adquiera experiencias y que mejore sus conocimientos y capacidades. Aumentar la burocracia gubernamental - muchas veces una burocracia ineficiente y que sólo gana un sueldo por ser "del partido" - no es lo correcto y menos de prestigio y seguridad a quienes deciden aumentos de personal que no trae ningún beneficio ni al Estado ni al gobierno.