No hay duda de que el desarrollo de los XI Juegos Suramericanos asombró a muchos, sumado las imponentes infraestructuras deportivas construidas o remodeladas por los gobiernos departamental y municipal que posicionaron a Cochabamba como el departamento con alto nivel que califica para competencias internacionales con imágenes que parecían de película, por ejemplo la hermosa vista de la laguna de Corani con la competencia de Vela.
Los cientos de atletas hermanos de países vecinos, disfrutaron de la comida, el paisaje y calidez de la gente valluna. Los bolivianos con el uniforme verde que conjugaba con un estribillo de la canción oficial "Un solo sentir" que lo tarareaban los niños alegres alentando a sus equipos o jugadores favoritos.
Ese "mismo sentir" tiene que ser coherente y debería mover el piso a las autoridades responsables del tema, por la falta de atención hacia muchos deportistas que compitieron con sus propios recursos. Se habla en tono constructivo y reflexivo para abrir los ojos, de forma de que cambie el panorama. ¿Se imaginan si el equipo boliviano hubiese sido preparado con una dieta balanceada y entrenamiento físico constante? Seguro la tabla de medallas habría reflejado más victorias para los nacionales, o uno de los boxeadores hubiese ganado el oro, si no fuese que en el segundo round en el ring el compatriota no pudo más por su falta de resistencia debido a no contar con una musculatura trabajada y alimentación idónea, a diferencia de su oponente colombiano. Sin embargo, ganaron "a todo pulmón".
Los recintos deportivos edificados con tanto esfuerzo con la mano de obra de albañiles y la dirección de ingenieros y arquitectos, además con la inversión que el Estado puso en ellos, tienen que rendir sus frutos después de estos juegos. Las instancias pertinentes deberían hacer alianzas estratégicas que les propongan los empresarios para darles en concesión estos lugares y poner en marcha el "Turismo Deportivo", como lo dijo un alto dirigente del sector privado de Cochabamba. Eso sí, incentivando con tazas menores de impuestos y actuando con "Espíritu Colaborativo" para beneficio de miles.
Otra idea para darle un uso eficiente a las piscinas, pistas de patinaje, canchas de fútbol y todo espacio que fue habilitado deportivamente, es que se los utilice para clases con precios accesibles para los miles de estudiantes del sistema educativo de primaria y secundaria. La materia de educación física puede tener más efecto positivo si se practica en la cancha de juego. Hay que cambiar la forma tradicional de impartir enseñanza en las escuelas. La juventud necesita tener su mente ocupada en el deporte y no en cosas que pueden estar perturbando y truncando su vida, como la delincuencia y el incremento de las pandillas. Ahora se tienen los lugares apropiados, ¿Qué falta? Nada, sólo la voluntad de hacerlo.
En necesario girar el timón y pensar en una política pública del deporte con actores protagónicos: los atletas que han demostrado convicción, disciplina y perseverancia a lo largo de este gran encuentro. Son campeones que valen más que el oro, ¡Felicidades, por esas 34 medallas, la población está orgullosa de ustedes y los valora de sobremanera!
(*) Comunicadora social y coach certificada
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