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Domingo 10 de junio de 2018

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Revista Dominical

Rescate y revalorización de los saberes y conocimientos ancestrales

10 jun 2018

Por: Julio G. Díaz Ramírez

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En la actualidad, la información que obtenemos a través de los medios de comunicación, está a la par de los acontecimientos, el avance de la tecnología dio pasos gigantescos en el desarrollo y potenciamiento de la tecnología cuya finalidad es poder satisfacer todas las necesidades y exigencias de las personas, por lo tanto el contar con un equipo audiovisual, una computadora, que sea accesible en su uso en todo momento, lugar e incluso un celular de última tecnología con las aplicaciones que brinde una infinidad de facilidades hacen que las personas se habitúen a ellas con la idea de que todo cambia por naturaleza y que ya no son lujos y más al contrario son una necesidad dentro el campo de la educación.

Al vivir más enfrascados en los avances tecnológicos, hemos dejado de lado inclusive en el olvido los conocimientos patrimoniales, a los cuales no debemos quitarle el valor que se les dio en su momento, a través de las transmisiones orales se -puede brindar información sobre las leyendas que tenían y en las que creían nuestros ancestros mediante los cuales explicaban nuestra existencia y la de los seres vivos que nos rodean. Es así que a través de estas líneas se intenta revalorizar los conocimientos de aquellos seres que ahora no están pero que dejaron huellas en su pasado por la vida, el origen de los alimentos.

Cuentan nuestros ancestros que hace mucho tiempo atrás, en el amanecer de la tierra, los animales que vivían en la superficie terrestre podían hablar entre ellos, no existían los alimentos que consumimos ahora, ya que los mismos se alimentaban con las hierbas y pastizales que rodeaban a la tierra.

Anualmente, en el cielo se realizaba una misa, encabezada por los dioses Pachacamaj y Viracocha, a la cual asistían invitadas las aves, debido a las características físicas, puesto que ellas podían alcanzar los cielos y presenciar la misa, así también conseguían degustar y saborear de todas las delicias que se encontraban en el banquete que se ofrecía luego.

Enterados de ello por comentarios de las aves el zorro Antonio le pidió al cóndor Mallcu que lo llevase el cielo y así poder disfrutar de las delicias que ahí daban, el cóndor ante las súplicas del zorro, no tuvo más que aceptar y conociendo la astucia del mismo le indicó que luego de la misa lo llamaría para descender a la tierra, en caso de no presentarse hasta el tercer llamado el zorro debía ingeniárselas para poder bajar del cielo, hacia la tierra.

Ya estando en el cielo, el zorro vio con asombro que en el banquete de los dioses había gran cantidad de comida jamás degustada en la tierra, mientras observaba esta ya había terminado la misa, fue cuando se escuchó el primer llamado del cóndor "zorro vámonos", entonces el zorro astutamente se ocultó hasta que el cóndor partió luego del tercer llamado.

Al ver que el cóndor ya habla partido, Antonio comenzó a saborear y degustar todos aquellos alimentos que se encontraban a su disposición hasta ya no poder más, ahí se percató de que todas las aves, ya habían emprendido vuelo y retornado a la tierra, en su consternación el zorro pudo observar que el último ave que quedaba era el loro, decidió pedirle que lo descendiera a la tierra, y este le contestó que era imposible acceder a su petición, puesto que él es más pequeño y que el zorro estaba inflado de tanto comer.

Al ver que su última esperanza alzaba vuelo se desesperó y empezó a formar unas lianas con el mantel qué había en la mesa, de forma que esta llegaba hasta la superficie de la Tierra, y empezó a descender molestándolo, fue tan insistente que el loro, molesto empezó a cortar con su pico la liana, por la que descendía Antonio, y este cayó en picada y nada de lo que hizo lo salvó de estrellarse contra el suelo, lo hizo con tanta fuerza que explotó, y todos los alimentos que había ingerido y comido llegaron a esparcirse por diferentes lugares de la tierra.

Producto de ello es que en la actualidad existen en la superficie terrestre variedad de alimentos, en diversos lugares y espacios geográficos, dependiendo de las condiciones medioambientales, pisos ecológicos y donde también interviene la mano del hombre.

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