6 de junio de cada año, es la fecha en que recordamos la fundación de la primera Normal de Maestros en la ciudad de Sucre y en homenaje a esto es que conmemoramos el "Día del Maestro" boliviano, por cierto, un acontecimiento sin paralelo en la historia de nuestra patria, ahora Estado Plurinacional de Bolivia.
En consecuencia, nuestra historia, no sólo es un listado de acontecimientos luctuosos, es también un manantial de hechos agradables; positivos por cierto, sin embargo, nuestro propósito no es hacer una historiación de aquel acontecimiento; vale decir la fundación de esta normal, sino el de establecer el verdadero significado de la palabra "maestro".
Por consiguiente, maestro, de acuerdo a nuestro modesto entender, es aquel que enseña un oficio manual, cualquiera sea su naturaleza y sin ofender, como ser: Carpintería, sastrería, peluquería, zapatería, etc. etc. Y en el mejor de los casos el de adquirir el oficio de albañil, de un maestro albañil, ya como ayudante, operador o aprendiz desde muy temprana edad y para esto sólo se requiere de habilidad y destreza, particularmente de los miembros superiores.
Entonces, en estos oficios o trabajos artesanales, no interviene un educador o un profesor profesional; sino y simplemente un "maestro" entendido en el trabajo u oficio artesanal.
En este entendido, no es apropiada la expresión de maestro para este ser que científicamente se prepara en una Escuela Superior de Maestros y en este sentido debe llamarse "Día del Educador Boliviano", por no decir profesor, este sí es el término exacto, por lo mismo, buena hora es que tomemos conciencia de este significado y no manejar indistintamente palabras que aparentemente parecen ser sinónimos.
Por todo esto, profesor o educador es la expresión correcta que corresponde a este profesional que enseña, orienta, conduce, corrige, aconseja y lo que es más descubre aptitudes y cualidades; algo más, se constituye en padre, Primer padre diríamos, porque es quien dice las verdades, sin prejuicios del hogar, ni complejos de clase alguna es a este profesional distinto de aquel maestro, quien enseña día tras día, noche tras noche, queremos decirles en este día tan especial, muchas felicidades y muchos parabienes pidiendo a la humanidad, no compasión ni lástima, sino comprensión y reconocimiento, por ser un profesional de vocación, entonces, cómo no confesar que el profesor es el incansable constructor de generaciones de niñas y niños, de adolescentes y jóvenes, en fin es aquel que despierta capacidades con el ejemplo; enseña a hacer haciendo, a pensar pensando, a descubrir descubriendo, a amar, amando. En una palabra: forma personas y personalidades como el escultor plasma estatuas.
Seguramente, el porvenir dignificará más a este educador o profesor, y hacemos votos que así sea.
Profesores de Bolivia y Oruro, en particular, no desmayemos nunca la vocación de ser educadores y jamás envejezcamos mental e intelectualmente, bajo el pensamiento de: "La Educación es ante todo y sobre todo obra de esfuerzo y sacrificio".
(*) Profesor de Filosofía-Psicología
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