La paranoia de Leonardo, por miedo a que algún colega le robase sus ideas, se revela en la estrambótica escritura de sus cuadernos. Su perfeccionismo, tÃpico de un obsesivo compulsivo, hizo que muchas obras suyas quedaran inconclusas o sufrieran retrasos exagerados. ¿Le faltó voluntad para acabar sus obras o le sobró inseguridad?
A mi criterio, Leonardo fue, antes que nada, un investigador genial. Apelando a una famosa metáfora, un investigador es como un cazador que sale a buscar unicornios, pero en el camino siente el barrito de un elefante y va detrás del animal, luego, cuando está a punto de alcanzarlo, ve unos chillones monos capuchinos saltando de un árbol a otro y cambia una vez más de rumbo y asà sucesivamente, sin parar. Con todo, deja a investigadores clarividentes ir detrás de canicas asesinas.
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