Poca conciencia para la preservación de la th’ola

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Parece un tema de agenda de cada año en el mes de junio, pero nuevamente existe poca preservación de la th’ola en el altiplano boliviano, y su uso indiscriminado para las fogatas de San Juan. Además es todavía latente su comercialización, pese a existir resoluciones de la ex Prefectura de Oruro, que lo prohíben.

Pareciera que es un tema tranquilo, pero la extracción de la th’ola contribuye a la deforestación del altiplano, más aún cuando los pueblos indígenas originarios pregonan la lucha contra el cambio climático y la preservación de los seres vivientes de la madre tierra.

El Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA) ya realizaba campañas contra el incremento de la extracción de la th’ola (Parasthrephia spp.), queñua (Polylepis spp.) y kiswara (Budleia spp.), en las Fiestas de "San Juan" y que son utilizadas como combustible por las familias del frígido altiplano boliviano.

No obstante, la ciudadanía orureña aprovecha este recurso para realizar diversos tipos de costumbres (Kh’oas, wilanchas, etc.), además de usarlas en el encendido de fogatas para la tradicional noche de “San Juan”.

En la actualidad, aún es posible identificar th’olares en mayor cantidad y mejor calidad en las llanuras fluvio-lacustres de la provincia Sur Carangas, Carangas, Nor Carangas y Ladislao Cabrera de nuestro departamento, regiones que están en una constante amenaza, destaca Catarina Geistlinger del Centro de Educación Técnica, Humanística y Agropecuaria (Cetha) - Socamani.

Bolivia posee inmensos bosques forestales en el oriente boliviano, que son talados de manera acelerada, causando una disminución de áreas forestales que tiene como efecto inmediato la desertificación de suelos, sostiene el CEPA.

Pero tocando este panorama, ahora el tema radicará para las autoridades de medio ambiente de la Gobernación y la Alcaldía, preparar campañas de lucha contra la extracción y comercialización de la th’ola, pero durante los 365 días del año y no por estas épocas, caso contrario, al igual que los países industrializados estamos aportando la destrucción de nuestro propio ecosistema.

Fuente: LA PATRIA