Loading...
Invitado


Domingo 03 de junio de 2018

Portada Principal
Cultural El Duende

Elizardo Pérez: simbiosis de racionalismo y telurismo

03 jun 2018

Erika J. Rivera � Para el Lic. Eduardo Murillo, por el estímulo a la lectura de Warisata, la Escuela Ayllu

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Primera de dos partes

Encontré un interesante libro de Mariano Baptista Gumucio, titulado Antología pedagógica de Bolivia (Los amigos del libro, 1979). Baptista nos señala que han existido muchos individuos que han reflexionado pedagógicamente e interpelado el sistema educativo boliviano, algunos de ellos son, por ejemplo, Simón Rodríguez, Narciso Campero, Franz Tamayo, Ignacio Prudencio Bustillo, Eugenio D´Ors, Jaime Mendoza, Carlos Medinaceli, Elizardo Pérez, José Antonio Arze, Tristán Marof, Ivan Illich, César Chávez Taborga, Iván Guzmán de Rojas, Luis Carranza Siles, y finalmente el propio Mariano Baptista Gumucio, quien se dedicó a temas pedagógicos desde la experiencia y en función de Ministro de Educación. Asimismo Baptista escribió "Pido la paz y la palabra", "Alfabetización: un programa para Bolivia", "Analfabetos en dos culturas", "Salvemos a Bolivia de la escuela", "La educación como forma de suicidio nacional" y "La cultura que heredamos".

Xavier Albó en sus Obras Selectas (CIPCA, 2016, pp. 602-603) nos muestra que el problema lingüístico en la educación boliviana ya se pensó mucho antes de 1994 y se expresó en la penúltima reforma educativa (Ley 1565). Entre algunas de las investigaciones de anteriores décadas, se encuentra el aporte de Mariano Baptista, quien presentó al I Congreso Pedagógico (1970) un proyecto, que, entre otros aspectos, sugería la enseñanza de lenguas nativas en un ciclo pre-universitario.

Considero que para llegar a estas discusiones en el ámbito educativo tuvimos que atravesar bastantes procesos históricos. He ahí que al retroceder en el tiempo nos encontramos con personajes que son pioneros en la educación boliviana, inclusive anteriores a la Revolución Nacional de 1952. Los procesos educativos son mucho más antiguos en nuestro país y avanzaron con las luces y sombras como todo lo que se construye humana e históricamente.

Continuando con nuestro tema, Mariano Baptista señala que Elizardo Pérez nació en Ayata, La Paz en 1892; estudió y se graduó en la Normal de Sucre, ocupó varios cargos en la jerarquía docente y fue Ministro de Educación. Fundó y animó por una década, la escuela-ayllu de Warisata, uno de los experimentos pedagógicos más notables de la América Latina, experiencia recogida en el libro del mismo nombre. Representó al país en varios eventos internacionales y actuó como experto de UNESCO en Perú.

En el libro Elizardo Pérez: El despertar de las conciencias (CBDE, 2017), María Victoria Pérez Oropeza señala que como hija fue testigo de sus recuerdos, nostalgias, añoranzas y de las anécdotas de su padre Elizardo. Como por ejemplo que fue un alumno travieso de la Escuela Normal de Sucre. María Victoria señala que estudió los documentos que su madre Jael Oropeza guardaba con celo, lo que le hizo difundir los principios ideológicos de la escuela-ayllu. La autora considera que los resultados de la Reforma Agraria de 1953 fueron nefastos.

Por ello alguien dijo: "¿Por qué no se escuchó a Elizardo?".

En el texto se puede apreciar una fotografía en Warisata cuando Jael Oropeza llegó a la Sección Normal (fundado por Sofía Pérez) para hacerse cargo en 1939. Elizardo Pérez se casó con ella poco después. Antes de introducirme a este personaje apasionante, considero importante mencionar las apreciaciones de Carlos D. Mesa Gisbert en su Breve historia de las políticas públicas en Bolivia (Gisbert, 2014) con referencia a la escuela-ayllu de Warisata. Para Mesa el debate sobre la "educación indigenal", que se había llevado a cabo con intensidad en el periodo liberal, se concretó cuando Elizardo Pérez, con el apoyo del dirigente indígena Avelino Siñani, logró llevar a la práctica una experiencia piloto en Warisata en 1931.

Carlos Mesa señala los seis aspectos del programa de Pérez: La educación en el área rural debe nacer de la realidad del campo. Debe partir de las culturas aymara y quechua, especialmente de las raíces prehispánicas. El primer paso es educar a los educadores. El indígena es sujeto, no objeto de la educación. La escuela debe ser un núcleo productivo.

Mesa concluye que la experiencia duró sólo una década y que fue uno de los pilares que influyó en el Código de la Educación de 1955. En relación a esta reforma Huáscar Rodríguez García (Estudios Políticos, N° 3, UMSS, 2012, p. 45-46) considera que los intelectuales indigenistas le robaron a Pérez su obra y sus ideas. Ellos elaboraron sus propios libros reforzando la noción de fomentar el mestizaje en el país para crear la unidad nacional mediante la educación.

Tales planteamientos se plasmarían en el futuro Código de la Educación de 1955. Rodríguez concluye que paradójicamente Pérez fue parte de la construcción de la ideología del mestizaje, aunque Elizardo Pérez renegaba contra la sociedad criolla-mestiza. Su indigenismo en última instancia era completamente afín a la "aculturación planificada".

Es evidente que existen diversas interpretaciones de los aportes a la educación boliviana, además de los ya mencionados. No debemos olvidar las apreciaciones de esta etapa histórica como las de Eduardo Arze Loureiro (Warisata. Libro del apostolado laico, 1963); Carlos Salazar Mostajo (¡Warisata Mía!, "La Calle", 17 de febrero de 1943; La "Taika". Teoría y práctica de la Escuela-Ayllu. "G.U.M.", 1992; ¡Warisata Mía! y otros artículos polémicos. "Cóndor boliviano", 2006).

Asimismo interpretaciones mucho más recientes como las de Ana Pérez Criales (Surgimiento de las normales indigenales: de Caiza D a Warisata, 2005); Jorge Luis Soza Soruco (Filosofía marxista y educación. Fundamentos epistemológicos y ontológicos de la Ley Avelino Siñani-Elizardo Pérez. Viejo Topo, 2013), Teresa Paniagua Valda (Ayllu y escuela. Pachakuti/Abya-Yala, 2013); María Luisa Talavera Simoni (Formaciones y transformaciones. Educación pública y culturas magisteriales en Bolivia, PIEB, 2011); Pilar Mendieta Parada (Construyendo la Bolivia imaginada: La Sociedad Geográfica de La Paz y la puesta en marcha del proyecto de Estado-Nación). IEB, 2017; Esteban Ticona Alejo (Lecturas para la descolonización. Taqpachani qhispiyasipxañani [Liberémonos todos] Plural, 2005); y Marcelo Maldonado Rocha (Esbozos de pedagogía libertaria en el altiplano. CBDE, 2017).

Algunas son miradas históricas, otras son interpretaciones étnicas, nacionalistas, marxistas y hasta anarquistas. Sin embargo todas confluyen en interpretar una etapa importante de nuestra historia, "la educación indigenal", donde intervinieron muchos individuos y diversos espacios geográficos en el tiempo, con especial énfasis en la Reforma Educativa Liberal (1899-1920) que ponía en funcionamiento las escuelas de alfabetización ambulantes.

Aunque esta política pública resultara un fracaso, se estimuló la articulación y exigencia a las autoridades del Estado con respecto a la responsabilidad para la educación. Y en este gran espacio histórico me remitiré a comentar este pequeño pero profundo aporte, basándome en sus memorias, del gran hombre llamado Elizardo Pérez.

La escuela-ayllu de Warisata se fundó el 2 de agosto de 1931 a diez kilómetros de la Villa de la Libertad (ciudad de Achacachi), capital de la provincia Omasuyos. Elizardo Pérez fue director de la Escuela Profesional de Indígenas de Warisata. Apareció junto a la comitiva oficial del Estado y un sacerdote para la bendición de la piedra fundamental del edificio a construirse, acto apadrinado por el Dr. Enrique Hertzog y con las firmas correspondientes de autoridades y de los Caciques de la ex-comunidad de Warisata: Anacleto Zeballos, Avelino Siñani y Eduardo Ramos. Años más tarde el presidente Germán Busch en honor a la escuela-ayllu de Warisata declararía el 2 de agosto como "Día del indio" para que en todos los confines del país se recordara este evento.

Elizardo Pérez recuerda que la pampa era hostil porque era una planicie situada entre el lago Titicaca y la cordillera, cuyos vientos se cruzaban en frecuentes remolinos. De clima frígido e inclemente. "Y todo dominado por la mole del Illampu, a cuya vista el hombre se recoge en religioso silencio, abrumado por su grandeza y níveo resplandor".

Continuará

Para tus amigos: