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Domingo 03 de junio de 2018

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Cultural El Duende

La delicadeza de regalarle un Mulligan

03 jun 2018

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Tuvieron la delicadeza de regalarle un Mulligan.

Fue por azar.

Alguien supo que el jazz iluminaba sus asuntos y se le ocurrió regalarle un Mulligan.

Subterranean Blues le regalaron.

El cierre de capítulo brinda oportunidad para destacar tal gentileza.

Había oído a Mulligan por primera vez en aquella Reunión Cumbre con Piazzolla (Milán, 1974).

¿Quién es este tipo que se atreve a mirar fuera de su camerino americano y hacer un disco con el Astor?, razonó.

Era Mulligan, que había grabado Lady Bird cuando él era un recién nacido.

El tono bajo, soterradamente bajo del saxo, como si estuviera soplando en un subterráneo, o sea, justo donde percibía que estaba entonces su propia alma.

Así que cuando le regalaron ese Mulligan supo que el azar del tiempo calzaba con un asunto pendiente en su corazón.

Debía contar sobre aquel subterráneo, compartirlo -digamos- con la gallada.

Y hacer que el Gerry estuviese ahí, poniéndole música a esa cantinela.

Clemente Riedemann en: Riedemann Blues (2017)

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