Luego de 24 años de aquel dÃa, Doris escuchó acerca de una campaña de un estudio en La Paz que tatuaba gratuitamente sobre las cicatrices que han sido producto de cualquier tipo de violencia y no dudó ni un segundo en llamar y convertir ese recordatorio que llevaba en la piel en un tatuaje.
A sus 28 años decidió tatuarse flores de Jamaica, jazmines y una flor de Loto encima de la cicatriz, porque siempre le gustaron los jardines y ahora el ver plasmado su pequeño jardÃn en su pie le saca una sonrisa.
"De alguna u otra manera te ayuda a olvidar y cuando está tapado ya no te viene ese recuerdo que es como una cruz que llevas toda tu vida", expresó Doris.
Es una forma de avanzar, sostuvo, y de dejar atrás esa culpabilidad que ella sentÃa a sus 4 años, al ver su pie que fue quemado con agua caliente por su abuela, en castigo por haber puesto mucha agua en la olla de arroz que hervÃa para acompañar el almuerzo.
"Esperaba cariño, atención, pero (Mi abuela) era muy frÃa y agresiva, parecÃa que me odiaba", contó sobre su única familiar, que falleció hace un par de años.
Desde su adolescencia pretendÃa hacerse un tatuaje en ese lugar de su cuerpo, pero por "factores económicos" no lo logró hasta que el estudio Gamin Art sacó la primera campaña denominada "Matriarcado" para tatuar sobre cicatrices de mujeres de manera gratuita.
Esta campaña inició el pasado 27 de mayo y por ahora se extenderá por tres meses con la finalidad de que mujeres que sufrieron de algún tipo de violencia no sean discriminadas por sus cicatrices, vuelvan a tener confianza y se sientan "poderosas".
"Queremos que todas se reintegren en la sociedad, que puedan conseguir trabajo, y a veces una cicatriz es un impedimento, y asà no sufran de discriminación", sostuvo Santander.
Decenas de mujeres ya hicieron una cita con la tatuadora boliviana para convertir un recuerdo malo marcado en su piel en una obra de arte, en la que los diseños más requeridos son las flores y las mariposas.
La tatuadora contó que escuchó historias de chicas que tienen cortes en los brazos por peleas familiares, o cicatrices de quemaduras de cigarros que el esposo le hacÃa a la mujer cada vez que llegaba borracho o incluso otras en el abdomen producto de una cesárea mal practicada.
"No es algo que podemos solucionar solos, pero sà queremos aportar un granito de arena para que ayude a recapacitar a muchas personas y que haya más iniciativas como esta", subrayó.
Santander comentó que realizar un tatuaje encima de una cicatriz "es difÃcil" y "delicado", porque la piel es más sensible y hay que estar pendiente del proceso de cicatrización para controlar su evolución.
Para la artista, que tatúa junto a su hermano, la mejor recompensa de su trabajo es ayudar a otras personas y que se vayan felices de su estudio.
Según Santander, es la primera vez que se hace una campaña de esta Ãndole en Bolivia y espera que otros artistas en un futuro puedan sumarse.
Fuente: La Paz, 2 (EFE).-
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